No se debe tomar por ensueño o meditación musical, la fórmula oscura en que se complace demasiado a menudo un Maeterlinck, por ejemplo, o, tras él, un Debussy.
Para mí, música y filosofía son inseparables.
Ahora bien, quien quiera darse el trabajo de examinar los modos que constituyen nuestra tonalidad moderna, notará que la meditación es inefable o indecible mediante estos modos. Las tentativas de los compositores en ese sentido han sido muchas, pero sin éxito, por la insuficiencia de los medios. Berlioz. pudo meditar largamente su Romeo y Julieta, merced a la magnánima generosidad de Paganini, que lo sostuvo durante varios años.
Dicha obra me parece no solamente maestra sino también la más hermosa tentativa que haya realizado un artista para librarse del ambiente. Wagner mismo, músico objetivo por excelencia vivió tan sólo de leyendas. no llegó a tal altura. bien, Romeo es meditación en bosquejo, es aspiración hacia. lo imposible. Los músicos que no comprendan el sentido de estas palabras, no tienen más que consultar la partitura de orquesta de Romeo (2 parte. Romeo solo. Tristeza. Andante malinconico sostenuto. Los quince primeros violines, solos, se esfuerzan por dar al alma de los auditores esa vaguedad indefinible que siente uno cuando medita, pero no lo logran. sin embargo, la música es un arte de precisión. Diríase que, filosóficamente, los medios tonos son insuficientes! para no dejar mi ejemplo romántico (ese romanticismo que los fastidiados, de este siglo, han demasiado burlado. si seguimos la melancolía de Romeo, entramos en fa mayor, describiendo con un tema extremamente simple (fa, la, la, sol) el tierno amor del héroe, acertadamente interrumpido, a tiempo dado, por una disonancia pasajera. El amor! Hé aquí el sentimiento, exacerbado a veces hasta la pasión intensa, que el sistema musical moderno permite expresar mejor, porque constituye, cuando no desilusionado, un fermento de energía.
Como ejemplos podría citar niuchos otros. Para los que se hayan tomado el trabajo de pensar un poco, es un hecho que nuestro sistema musical, suficiente para expresar la fuerza y la alegría, o el dolor profundo que el modo minor ha representado frecuentemente muy bien se muestra impotente en las esferas del ensueño. Por esto debemos buscar nuestra vía en el enlarmonismo racional, operando una selección lógica y construyendo logárquicamente un lenguaje musical susceptible de hacer relucir ante el alma del que nos oye, las mil facetas de nuestro yo. La Héctor Berlioz (1803. 1869. célebre compositor y critico musical francés, autor de La condenación de Fausto, los Troyanos, Benvenuto Cellini, Beatriz y Benedicto, la Infancia de Cristo, etc. obras notables por la potencia de su sentimiento dramático y por su orquestación, Del Larousse 143 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.