de en re mo וות ре hu ha Со ge ha les ро de vo los tir se Со qu se. Cómo, entonces, explicarse su desarrollo estupendo. Por el carácter. Así, nosotros, los españoles de América, como los españoles de Europa, somos talvez la raza más inteligente del mundo. Para qué nos sirve la inteligencia, puesto que carecemos de carácter. Una raza pesada y poco sutil, cual la alemana, nos engaña lo mismo que si fuéramos niños. Ah! nosotros sí podemos decir que esta guerra nos salva de la esclavitud. Más que Francia, más que Bélgica, nuestro Continente hallábase en peligro de caer bajo el yugo germanc. El célebre mapa de Tannenberg no es una fantasía de geógrafo embriagado por utopías de conquista. La Alemania austral, con su primer Estado formado por el Paraguay, el Uruguay y el Sur del Brasil, habría sido una realidad dentro de pocos años. a esa Prusia americana los pan germanistas le habían ya marcado su radio inmenso de acción militar, de tal modo que, en menos de un siglo, toda la América del Sur habria sido una colonia. Los alemanes se decían, no sin lógica. Puesto que cien mil ingleses dominan a trescientos millones de seres débiles en la India. por qué un millón de germanos no ha de dominar a unos cien millones de hispano americanos degenerados, desunidos, debilitados por las revoluciones y las rivalidades. los Estados Unidos, lo habrían permitido. Los Estados Unidos, con sus diez millones de alemanes dentro de su territorio, también habrían sido alemanes. Sin la batalla del Marne, todo el mundo habría sido alemán.
Ya nadie se acuerda ni del champagne, ni del sitio, ni de la hora.
Ardientemente, quitándose los unos a los otros la palabra, salpicando los discursos de sonoras exclamaciones, un largo debate sobre la psicología de los pueblos se entabla. yo contemplo con sorpresa a este grupo de hombres vestidos de soldados que, en una hostería del Norte de Francia, barajan en mi lengua todas las paradojas sociológicas de nuestro tiempo. Con una cultura extraordinaria, como sólo en los americanos refinados se encuentra, cada uno recurre a la historia, a la ciencia, a la literatura, a la política, para sostener sus tesis. Se trata nada menos que del porvenir de la América Española. Hay alli una raza inteligente, brava, enamorada del progreso. Todos están de acuerdo en declarar que sí. Pero, para algunos, tales virtudes no han contribuído nunca al engrandecimiento de los pueblos. Todo está en el carácter. asegura de nuevo el chileno. en apoyo de su teoría, nos traza un cuadro de las épocas de decadencia y de conquista. Los bizantinos del siglo xiv eran, sin duda, seres de una inteligencia extraordinaria y de un gran valor. Los turcos, que los amenazaban, eran bárbaros incultos, sin ideas, sin talento, y de seguro no muy buenos soldados, puesto que los seis mil catalanes de Roger de Flor los derrotaron en varias batallas. Por qué, a pesar de eso, Bizancio sucumbió? Porque los turcos de entonces, como los alemanes de hoy, no tenían más que un ideal estrecho, una especie pu de na tri pr pa a fu VC SIS ינו qu יום ra hd el di lle. 94 qu de na fra 118 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.