Un a los demás hombres. Su guía deben ser los principios de la ciencia y no la audacia ignorante y vocinglera; su estimulo ha de ser el interés por el bienestar común, y no el egoísmo depravado ni el interés que ensordece la conciencia; su norma necesita ser el respeto al derecho y el temor de las responsabilidades históricas y eternas. Nada de ligereza, nada de impiedad, nada de odio, nada de contradicciones inconscientes, nada de palabras vanas. Todo esto profana la verdad y hace que la justicia vierta lágrimas.
Todo eso invierte los naturales resultados de aquel magisterio divino. La Prensa que incide en esas faltas y comete esos pecados mancilla el honor, arrebata la tranquilidad del hombre, baldona la virtud y no censura el vicio, agita la sociedad en vez de procurar la paz, tolera la injusticia, en lugar de vituperarla, y lejos de promover la felicidad social es verdadero flagelo de la civilización.
De Nuevo Tiempo, de Bogotá.
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desi al la un tiene fami otro com Las leyes económicas, que como las físicas, parecen perturbarse no pocas veces con fenómenos súbitos, en ocasiones inexplicables aun para hombres de ciencia, recobran luego su imperio, y cuando se las olvida y se pretende proceder contra su acción natural, resulta ilusorio y aun nocivo lo que se haga. (Del Mensaje del Presidente Concha al Congreso de Colombia, 1918. nos.
sí gan tella Ptolomeo Philadelpho, rey de Egipto, pidió a su maestro, el geómetra Euclides, que hiciese en su favor algo por allanar las dificultades de la demostración científica, en verdad bastante complicada en aquellos tiempos. Euclides le respondió. Señor: no hay en la Geometria senderos especiales para los reyes. dan Director responsable: Elfas JIMÉNEZ ROJAS, Apartado 230, San José.
116 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.