De un artículo DE JACINTO LÓPEZ (La Reforma Social, febrero de 1918. las congratulaciones del Burgomaestre de Hamburgo, el Kaiser contestó. Debemos dar la paz al mundo. Este objetivo se cumplió ayer amigablemente con un enemigo que, vencido por nuestros ejércitos, comprende que no hay objeto en prolongar la lucha, nos extiende su mano, y recibe la nuestra. Pero el que no acepte la paz.
debe ser forzado a aceptarla. Deseamos vivir en amistad con todos los pueblos vecinos, pero el triunfo de los ejércitos alemanes debe ser antes reconocido. Nuestras tropas, bajo el gran Hindenburg, continuarán triunfando. Entonces la paz vendrá.
Nada hay más siniestro que estas palabras, ni nada que mejor manifieste la verdadera naturaleza de la situación. Había paz con Rusia en 1914. Pero esto no bastaba. Era necesario sustituir esta paz por una paz alemana. Esta fué la razón de la guerra. Rusia no existe.
La derrumbó la guerra. Es uno de sus restos quien acepta la paz alemana, impuesta por la espada de Alemania. No puede tratarse a un vencido con más crueldad ni con más desprecio. En el duelo de su derrota, Ukrania escucha la palabra suprema del Kaiser pregonando que la paz que acaba de firmarse es hecha por la fuerza y la fortuna de sus armas, y que recibe la mano que le tiende el vencido un vencido que ha escrito páginas de insuperable heroísmo en la historia de la guerra sólo después que ha reconocido la victoria de las huesies germánicas. Es la soberbia de los tiempos antiguos, los tiempos bárbaros en que la humillación del adversario era el primordial y más ansiado objetivo de la victoria.
No es la retórica ministerial de Hertlin y Czernin, los escénicos Condes que en Berlin y en Viena sostienen un intermitente debate sobre la paz con Lloyd George y Wilson en Londres y en Washington, a lo que el mundo debe poner el más atento oído en estos graves momentos. Por su ineficacia y por su inconsecuencia con respecto a los hechos y los fines que se propone, este debate es bizantino. Es muy útil y muy importante en otros sentidos, pero no abrirá la puerta de la paz. Lo que el mundo debe escuchar son las palabras del Kaiser. El es la fuente, la sola fuente de la verdad y de la realidad en 103 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.