La mera han tenido para soportar sus reveses y reparar sus errores, y de la voluntad implacable que han conservado para continuar hasta el fin su combate. No deseando ser esclavizados, han comprendido que es necesario vencer, porque tienen los medios para ello.
Lo podían ciertamente, aun antes de entrar en línea los Estados Unidos, porque tenían ya en mano una arma terrible, de una eficacia decisiva, que sabían manejar: me refiero a la soberanía de los mares, asegurando el bloqueo económico de Alemania.
No quiero recordar aquí como este bloqueo, en 1914, 1915 y 1916, no obstante sus insuficiencias, ha debilitado la fuerza de Alemania, cerrándole las rutas marítimas, privándola de sus colonias.
Pero la intervención de los Estados Unidos ha dado al bloqueo toda su eficacia. Ahí están los hechos. No obstante el hundimiento deplorable e inesperado de Rusia, que en realidad no es sino un espantoso caos, el bloqueo de Alemania continúa hermético. Los Estados Unidos, que eran la principal fuente de aprovisionamiento de los neutrales, tienen desde hoy a éstos sometidos a su ley.
Alemania, que ha podido resistir con un método de racionamiento enérgico al bloqueo inglés, es ya impotente ante el bloqueo americano.
Debemos esperarnos todavía rudas reacciones de la fuerza militar alemana. Los prusianos feudales, los pangermanistas delirantes, la casta militar, todos los que están atacados de la locura de Júpiter quos vult perdere, Jupiter dementat irán sin duda hasta el fin de su locura.
Nosotros aliados, opondremos la misma constancia, la misma paciencia, la misma voluntad, la misma fe inquebrantable. Tenemos la seguridad de vencer desde el momento en que comprendemos que hay que vencer y que podemos vencer. No es solamente por el número y la fuerza de los combatientes que sabrán obrar militarmente a la hora propicia que señale el Mando Supremo, y así podremos decir a los alemanes. Habéis querido la guerra para esclavizarnos, para dominar el mundo en nombre de vuestra pretendida misión de pueblo elegido; habéis empleado para ello la fuerza bárbara que la ciencia ha puesto en vuestras manos. Queremos desarmaros para poder vivir y trabajar en paz; y para desarmaros, tenemos más que la fuerza de nuestras armas y la ciencia de nuestro buen derecho: tenemos el bloqueo económico que continuaremos hasta que capituléis. Queréis crear la Mitteleuropa con la esperanza de avasallar a Rusia lo mismo que a Austria y los Balcanes. Nosotros, pueblos de Occidende, ribereños del Atlántico, ingleses, franceses, americanos y todos los pueblos libres que se nos unan, haremos una liga económica, la Nación Central del Atlántico, que continuará la guerra el tiempo que sea necesario para que la guerra alemana no vuelva a desencadenarse otra vez.
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