de Kleist derribe a e todos su es la más arte de de ponerlo en En aprobació General más que más antiguos y de los más fieles amigos que tiene Inglaterra en nuestro país. Hubo un tiempo ya lejano allá por los últimos años del siglo xix, en que Inglaterra y Francia perdían un tiempo precioso en querellas arcaicas. Nosotros sosteníamos la necesidad de una entente que en aquel entonces parecía quimérica. En nuestra opinión, la rivalidad entre la patria de Milton y la patria de Corneille; entre la patria de Descartes y la de Locke; entre el país de Harvey y el de Pascal; entre la nación del Habeas corpus y la de la Declaración de los derechos del hombre; entre el pueblo de la Magna Carta y el pueblo que ha salvado la civilización en Poitiers, en Bouvines, en Valmy, era un crimen contra la razón. Para nosotros, esta rivalidad era un anacronismo funesto, y no podía servir sino a fortalecer la potencialidad abusiva de aquellos que en 1871 habían desmembrado a Francia. Por fin, en los albores del siglo xx, el de Mayo de 1903, un Príncipe de espíritu claro, hombre experimentado y de fina prudencia, el Rey Eduardo VII, dijo en la Cámara de Comercio Británica de París estas palabras por entonces nuevas. La amistad de ambos países es el objeto de mis constantes preocupaciones. Venía a nosotros tendiéndonos la mano, no con un designio de hostilidad hacia Alemania, sino con un pensamiento de precaución contra la ambición creciente que ésta ya no disimulaba.
El Emperador Guillermo había dicho el 20 de Junio de 1902 en Aix la Chapelle. lo que aspira el genio alemán es al imperio del mundo. Al hablar así, era el intérprete de la Alemania toda: poetas, filósofos, historiadores, hombres de Estado, guerreros, economistas, profesores, aun de aquellos que más habían sentido la influencia del genio francés.
En Enero de 1907, al día siguiente de las elecciones al Reichstag, Guillermo II, recordando la frase de Bismarck: Alemania sabe ir a caballo cuando y hacia donde desea, dijo. No solamente iremos a caballo, sino que derribaremos a nuestro paso y a caballo todos los obstáculos que se nos opusieren. En esta ocasión citó los versos mismo su vivía sind grandeza Bélgica demostró que repre embargo, peligro. lo posible Memoria punto se conciliad darme cu las preoc Es ir que Ingla entregada hombres ejército Alem el país de y autora dos de su corazón.
recuerdo Entos ficar aqui mos a la 82 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.