(A propo ameri se obtienen recogiendo la ciencia de los labios de los filósofos y de los juristas; destilándola de las doctrinas de quienes pudiéramos llamar políticos especulativos y deduciendo las reglas del arte del atento estudio de la historia y de la observación del corazón humano.
Todo aquello que signifique dirección, implica conocimientos adecuados. Para dirigir una escuela, una máquina y hasta un caballo, con acierto, necesitanse algún estudio y alguna práctica; y hay sin embargo quienes piensan que para disponer de la suerte de un país, para guiar una porción de la humanidad, basta el instinto. Esta creencia insensata ha llegado entre nosotros a su colmo. No es raro ver los méritos de todas clases, y aun a veces los delitos, recompensados con una representación, con una senaduría o con un ministerio.
Título bastante para hacerse acreedor al voto popular es una conversación agradable, una amable sonrisa o al contrario una cara adusta y un carácter temible; para ocupar un ministerio hay quienes creen que es credencial suficiente una fidelidad canina, y no faltan algunos que piensen que la primera magistratura puede servir de recompensa para un médico acertado, para un buen literato, para un músico o para un poeta. llega esto a tal punto, que un niño travieso nos hace pensar inmediatamente en un futuro Presidente. Esto sin contar con los individuos que conocemos, cuya popularidad y cuyo éxito se deben a la maledicencia, a la soberbia, a la calumnia y al irrespeto.
Males muy funestos produce a un país semejante manera de pensar: carencia de base sólida en la suprema administración; confusión y caos en las leyes; contradicciones cotidianas en los hombres y en los partidos; apasionamiento insólito en las luchas políticas y natural depresión de hombres e instituciones. Cuando la discusión desciende de la atmósfera serena de las ideas, sólo la pasión impera, y entonces la fuerza está con el más vehemente o con el más sangriento.
Ningún sistema político o administrativo puede concebir quien carece de las nociones científicas que han de informarlos todos, y los que en tales circunstancias mandan o legislan, dan sus votos como la semilla que el viento arrastra, y hablan; pero de tal manera, que bien pudiera decirseles con Gambetta. Es lástima que hablen tan alto, porque se oye todo lo que dicen. Para levantar edificios sólidos hay que echar profundos cimientos; para fundar estados se hacen precisos la voluntad, el ingenio y el saber; sólo con ese cincel han podido los verdaderos estadistas modelar sabias instituciones; con él crearon patria respetable Deak, Cavour, Bismark, y cuantos han dejado tras si obras perdurables.
Quienes de otro modo pretenden gobernar a los hombres no pueden llamarse hombres políticos sino ambiciosos, que convierten la politica, según la expresión de un profundo escritor, en «valle poblado de viboras. URDANETA ARBELAEZ.
Fastu y sus pad echó al perdió su de la reci desarrolla desmedid continente creciente nes de abandona hacerla pa y poderio ignoren signataria que dió estableció administr hispanoan tencia de la segund: tierra com intereses jurídicat corrupción política ex consiste mundo, en cipios, esp absoluto a predicado: Muerta ilustres pr consignar 78 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.