El pecado imperdonable (FRAGMENTO)
Algunos dicen que esta guerra es una guerra capitalista, de la que son culpables los hombres ricos de todos los países. Pero esto es mentira. Los que lo dicen, no lo prueban. No intentan siquiera demostrarlo. No pueden demostrarlo. Saben muy bien que casi todas las familias acaudaladas de Europa, salvo aquella minoría que se ha dedicado a fabricar armamento, han visto disminuirse sus fortunas, a consecuencia de la guerra, y que todas ellas, hasta los propietarios de fábricas de armas, han dado sus hijos a la guerra, y que la mayoría de estos hijos no han vuelto. Pero si ésta fuese una guerra capitalista, veríamos luchar en campos opuestos a los ricos y a los pobres.
Otros dicen que no pueden interesarse por una guerra en que se disputa meramente si es Inglaterra o Alemania la nación que ha de ejercer la hegemonía del mundo. Pero esto es también falso. Inglaterra es un pueblo insular y pequeño, que no podría, aunque quisiera, aspirar a dominar al mundo; pero que además no ejerce en parte alguna del planeta dominación alguna contra la voluntad de sus hijos. Irlanda? Está reunida en Convención para decidir de sus destinos como quiera. Las colonias? Son libres, autónomas, soberanos; Inglaterra no les impone funcionarios, les abre libremente sus mercados, sin gravar sus productos con derechos de aduanas: ellas se los imponen a los productos británicos. Los dominios tropicales de la Corona inglesa? Inglaterra está en ellos para proteger a los indígenas, y su dominio es tan escasamente coercitivo, que a la hora actual no ha impuesto a ninguno de sus hijos la obligación de defenderla con las armas. Los millones de hombres de las colonias y de Irlanda que la están defendiendo en esta guerra, lo hacen de propia voluntad y en recluta voluntaria. Dominio económico? Inglaterra era un mercado abierto, sin derechos de aduana, para todos los países del planeta, hasta el día mismo de comenzar la guerra, y su libre cambio sigue en pie. El dominio del mar? Sólo lo ha empleado en mantener abiertos los caminos del mar a todas las naciones, y al cabo de tres años y medio de guerra, sus marinos pueden vanagloriarse de no haber hundido un solo barco neutral, ni ocasionado la muerte de un solo pacífico.
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