«Si la filosofía no puede seguir exactamente el método científico, al menos debe apelar tan sólo a la razón y a la libre crítica y tomar por punto de partida de su reflexión los resultados establecidos por las ciencias. Como los grandes pensadores del Renacimiento lo han proclamado Vanini, Vinci, Galileo, Bacon, Descartes, Pascal. debe la filosofía rechazar SIEMPRE EN TODO el principio de autoridad, que impone pretendidas verdades sin demostrarlas y se dirige a la creencia y no a la razón.
Examinará, con las luces naturales de la inteligencia humana, todas las cuestiones, afirmará lo que pueda demostrar, pesará la verosimilitud de lo que solamente es probable, negará y dudará en cuanto al resto. Con esta condición, hará la filosofía obra necesaria y fecunda. Entendida de otro modo, no puede ser sino inútil y, casi siempre, peligrosa. Quién no ve, particularmente, que fundándola por la sola reflexión sobre sí mismo, se reduce uno de antemano a desarrollar las ideas depositadas por la tradición y por la costumbre? Se cierra de este modo a todo conocimiento nuevo y se pone, hasta cierto punto, fuera de la naturaleza y de la realidad. La filosofía no es una ciencia particular, puesto que se aparta netamente de las ciencias, por su objeto, por su método y por el valor de sus resultados. No se la puede llamar ciencia universal, o ciencia de lo absoluto, o ciencia de las ciencias, sino teniendo buen cuidado de mostrar que la palabra ciencia no se toma en su sentido propio. Queda esencialmente como un dominio bien distinto de la ciencia: un conjunto de hipótesis destinadas a responder a las cuestiones planteadas por las ciencias, pero que no pueden resolverse por el método científico. Continuará) Subraya el Autor.
Un espíritu reflexivo es el principio de todo bien.
SAN AGUSTIN 73 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.