Democracy

pueblos y en ella podrá crecer la humanidad en potencia nacional.
Macaulay decía. Sólo hay dos formas de gobierno: el gobierno de la opinión pública y el gobierno de la espada. cuanto he dicho respecto a la libertad de Prensa, concierne tanto a los grandes rotativos como a los más humildes periódicos rurales, a los editores, reporteros, cronistas, etc. porque todos estamos en la misma nave y el error de unos perjudicará a todos. Ideas, no navíos, surcarán los mares; ideas, no ejércitos, dominarán el mundo; se hace más evidente que la verdad es que, en manos de un hombre verdaderamente grande, la pluma es más potente que la espada. La crítica creadora debe contener la interpretación informativa de lo bueno del País, no solamente de lo malo; la falta de conocimiento entre los pueblos provoca equívocos entre las naciones; la discordancia de creencias no significa enemistad, y, como Dios no es norteamericano, el Pabellón Nacional ondeante sobre las iglesias será cuanto queráis, pero no será nunca patriotismo. La crítica creadora debe señalar el servicio que cada hombre puede prestar por medio del sacrificio propio. Las últimas palabras de Edith Cavell fueron. Estando donde estoy, ante Dios y ante los hombres, compruebo que el patriotismo no es bastante. Hacia nadie debo tener odio ni amargura. Para crítica creadora, debe haber, sobre todo, libertad. La Prensa, salvo en algunos casos, está regida por sus propias leyes, puede haber buena o mala opinión, pero quién sabe cuándo es buena o es mala? Ciertamente jamás serán aquellos a quienes se refiere dicha opinión; lesa majestad será un crimen en las autocracias; en las de.
mocracias, no «Libres de la publicidad y de la crítica querrían verse algunos individuos que temporalmente se hallan, con poca o mucha autoridad, en las Oficinas del Estado; la Prensa honrada debe combatir los, señalar las deficiencias de los métodos en los impuestos y de los delegados del poder, el alza y la inversión de las rentas, todo aque llo que esté más o menos relacionado con la felicidad del pueblo. En las presentes circunstancias. cómo puede el periodismo servir a la verdadera causa de la democracia. Primero, por el servicio de información. En los tiempos de guerra, la opinión pública de un país democrático es el primer poder, en ella se delega la autoridad; y el carácter de ella depende en gran parte de la Prensa. Esto no es guerra de Gobiernos ni guerra de Congresos; es la guerra de los pueblos, propiamente no es una guerra; y, en la lucha de los pueblos, todos los hombres deben tener noticias de la guerra; deben sentir las ideas combatientes y conocer los campos de batalla.
El capitalista quiere saber el curso que sigue su dinero y la madre la suerte de su hijo; la información, pues, se hace indispensable. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.