human de sol los abu ΕΙ la cond en la publica Sólo tos hu aserto a repro se exp sado ciones nerada han fal usos de la natu convenidas expresamente por las Potencias en tratados internacionales. Pero la repugnancia de los alemanes a la ley escrita tiene un origen más profundo y general.
También protestaron los juristas alemanes de principios del siglo pasado contra el intento de codificar las leyes, y el rey Federico Guillermo IV se resistió largo tiempo a conceder una Constitución, porque no quería que un «pedazo de papel» se interpusiese entre él y su pueblo.
Esta resistencia a la ley escrita sería inexplicable en un pueblo culto si no fuera porque el luteranismo la ha inculcado en la mentalidad gobernante de Alemania con su doctrina de la salvación por la fe sola.
Sólo que esta resistencia de los Gobiernos alemanes a codificar el derecho de gentes puede explicarse generosamente como un deseo de dar amplio margen no a la brutalidad, sino a los sentimientos compasivos. Tal fué la explicación que daba en la segunda Conferencia de la Haya el Barón Marschall von Biberstein, delegado de Alemania, a su oposición constante a que se fijaran en el papel los propósitos humanitarios de la Conferencia.
El Barón aprobaba con fervor evangélico toda clase de proclamaciones de «humanidad» y de «cultura» siempre que no llegasen a codificarse; pero tan pronto como se trataba de fijar los detalles, decía que con ello «se debilitában los pensamientos humanos y civilizadores. Cuando se hablo, por ejemplo, de la conveniencia de expresar en términos claros restricciones sobre el empleo de minas submarinas al objeto de proteger la navegación pacífica en aguas neutrales, los representantes de Inglaterra y de Alemania coincidieron en admitir que por el hecho de no prohibir la convención ciertos actos no podía deducirse que los sancionaba. Pero mientras el representante de Inglaterra decía en vista de ello que las convenciones de bían ser todo lo más detalladas posible, el de Alemania se apoyaba en la misma razón para mantener su ambigüedad. En opinión del Barón Marschall, no la ley internacional, sino «la conciencia, el buen sentido, y el sentimiento de los deberes impuestos por los principios de en lo estas a moral y de la jeto a propia tara: de este de la estudi zando poners nitaria mente manida cación fundan 20 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.