hospitales militares. Si usamos en esta obra la expresión «ley de la guerra» ha de entenderse que no se quiere decir por ella una lex scripta, introducida por acuerdos internacionales, sino meramente una reciprocidad de mutuo acuerdo, una limitación de conducta arbitraria, que la costumbre y la convención, la benevolencia humana y un egoísmo calculador han erigido, pero cuya observancia no está sancionada expresamente, sino que sólo por el miedo a las represalias se decide. No nos escandalicemos por la doctrina de que el «miedo a las represalias» sea el único elemento de moderación que admite el Estado Mayor Alemán para mitigar los horrores de la guerra, a pesar de que la consecuencia indeclinable es que la nación vencedora e invasora, por lo mismo que no teme las represalias, no necesita imponerse la menor restricción. En este punto Clausevitz se había ya expresado aún más rotundamente. Jamás puede introducirse en la filosofía de la guerra un principio de moderación sin cometer un absurdo. De la guerra, Cap. Lo esencial en la doctrina del Estado Mayor Alemán es que no admite «la ley escrita» de los acuerdos internacionales. Ello no quiere decir que el Estado Mayor Alemán se oponga a que los «sentimientos caballerescos. el «pensamiento cristiano. una «civilización más elevada» y no menos el reconocimiento de la ventaja propia conduzcan a cierta limitación voluntaria y espontánea. Pero lo que no admite es la ley escrita. Puesto que los abusos de la guerra tienen ya su sanción en el miedo a las represalias, la ley escrita sobra y no se admite.
Esta repugnancia a toda ley escrita parece nacer del propósito de conceder amplio margen, en caso de duda, a la brutalidad. Ello se ha dicho ya y es indudable que el Estado Mayor Alemán no quiere atar las manos de sus jefes y oficiales en campaña, imponiéndoles el respeto a las convenciones internacionales, como se lo imponen a los suyos el Reglamento francés de campaña, a reserva de reciprocidad, y el Manual inglés de derecho militar, sin ninguna clase de reservas y definiéndolas como «reglas 19 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.