podría el lute que dar En el mundo las cree En cantar Alli, Que hoy petros.
retribución Jam enseñas se llam. Con Elg dogmát espíritu cierta fi cificado notó qy en efecto, la función de «inspeccionar, rectificar, reformar, corregir y enmendar toda clase de herejías, errores, cismas, abusos, ofensas, menosprecios y demás enormidades.
El absolutismo del Estado es invención de Lutero. partir de Lutero no hay en los países donde su doctrina prevalece otra unidad social real que la del Estado. Desaparece la doctrina, humana, noble, liberal, de la Edad Media, según la cual se considera la sociedad como una comunidad de comunidades (communitas communitatum. Surge la omnipotencia del Estado alzándose sobre una masa amorfa de individuos.
Personas ignorantes podrán imaginarse que esta doctrina es francesa. Se equivocan. Es de Lutero. Su contribución a la historia política del mundo consiste en haber inventado el principio de la unidad, universalidad y rectitud esencial del Estado, soberano territorial, y en haber negado a la Iglesia todo derecho de extraterritorialidad y de vida comunal autónoma.
Hasta que surgió Lutero, los Hohenzollern y demás Príncipes alemanes debían sumisión al Sacro Imperio Romano, porque el Emperador recibía su investidura del Papado. partir de Lutero, los Hohenzollern y demás Principes alemanes se proclamaron soberanos y sus ulteriores conflictos armados con el Imperio no fueron ya sublevaciones, sino guerras.
Según el luteranismo, el Rey de Prusia recibe su poder inmediatamente de Dios, y no tiene para que recibirlo de la Iglesia.
Con este mismo derecho divino se proclama después el Rey de Prusia Emperador alemán (no de Alemania, como se suele decir incorrectamente en los países latinos. Ahora se ha proclamado Señor de la Guerra de los Imperios centrales, con lo cual el Emperador de Austria, católico y heredero directo de los antiguos Emperadores investidos por la Iglesia, ha pasado a ser mero vasallo del Heredero de los Hohenzollern, que alcanzaron su soberanía de Prusia en lucha de tres siglos contra el Imperio y contra la Cristiandad; que se adueñaron de los bienes cuantiosos de los obispados; que hicieron de Prusia el campeón del luteranismo; que son ahora, en nombre de la «kultura, el baluarte del principio de un Estado sin entrañas contra la intromisión de todo principio cristiano en la gobernación de los pueblos. La fuerza ha triunfado, pero ha triunfado a expensas del cristianismo.
Esto lo escribo para las personas piadosas de España e HispanoAmérica a quienes se ha hecho creer que el Kaiser es católico, que ya rinde culto en secreto a la Inmaculada Concepción y que sólo águarda la hora de su victoria definitiva para proclamar públicamente su catolicismo y poner su espada al servicio del solio pontificio. Hace falta ser muy niño para imaginarse que un poder soberano y omnimodo va a renunciar espontáneamente a su omnimoda soberanía, que a ello equivaldría la conversión del Kaiser al catolicismo. Qué que su había inútilm último de la humana una tra Esa meditac la aren nuestro nо pe tado ac habría sóliday crítica, su sant qué, pi Yt filosófic 999 qu ha para Tr Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.