no recibe jamás de estos golpes sin que haya engaño de por medio. Pero otra persona respondería otra cosa.
Lo que sostengo firmemente es que el Gobierno de Wilson ha errado y errará (aquí si cabe el futuro) al asumir el papel de interventor en nuestra política, en contra de la Declaración de los Derechos de las Naciones hecha en Washington el de Enero de 1917. Cada nación tiene el derecho de independencia, en el sentido de que puede procurarse su propio bienestar, y desarrollarse sin intervención o tutela de otros Estados, siempre que sus actos no afecten o violen los derechos de los demás Estados. Cada nación es jurídicamente igual a cualquiera otra que forme parte de la sociedad de las naciones. Todo Estado tiene el derecho de reclamar, y según la declaración de independencia de los Estados Unidos, de asumir entre las potencias de la tierra la posición independiente e igual a que tiene derecho según las leyes divinas y naturales. Cada nación que posea un derecho según las leyes internacionales, podrá exigir que las demás naciones protejan y respeten ese derecho, puesto que el derecho y el deber son correlativos, y el derecho de una nación impone a todas las demás el deber correlativo.
Desconfianza La diplomacia americana ha sembrado la desconfianza y la duda en el espíritu creyente del latino. El panamericanismo es palabra sin sentido mientras las predicaciones no correspondan a los hechos.
La Corte de Justicia Centroamericana, invocó el artículo primero de la Solemne Declaración de los Derechos de la Naciones para demostrar que Estados Unidos herían los derechos de El Salvador en el Golfo de Fonseca al pretender establecer allí una base naval.
Si todos los estados son iguales, dice el fallo, El Salvador, país pequeño, tiene perfecto derecho a defender y conservar su existencia. Washington, como siempre, se ha vuelto sordo a ese reclamo.
Costa Rica, mediante la consagración del sufragio popular y la decisión del Poder Legislativo, regulariza el golpe del 27 de Enero de 1917; y Washington, por boca del Presidente Wilson, niega su reconocimiento al Gobierno de este país. Dónde queda la pretendida igualdad?
Si fuera dable admitir a una Nación examinar la vida interna de otra, la Solemne Declaración caería por su base. Es de pueblos libres gobernarse como quieran. Implica vasallaje y oprobiosa tutela permitir la investigación sobre el origen de los Poderes Públicos internos. Bien o mal constituídos, a ningún gobierno extranjero es dable inquirir su origen ni sentar plaza de moralista. El mundo sería una torre de Babel si tal teoria adquiriera carta de naturaleza en el Derecho Internacional. Los grandes siempre hallarían medios.
344 345 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.