Dicha ley establecía, para la elección de presidente de la República, el sufragio popular, directo y público. Sus autores. con el señor Jiménez Oreamuno a la cabeza habían querido que no hubiera grados en la elección, a fin de evitar, decían ellos, que pudiera ser burlada en alguna forma la voluntad de las masas. Curioso! El pacifista Wilson emplea frente a los débiles los procedimientos que, frente a los fuertes, conducirían a la guerra. Sus hermosos mensajes al Congreso de su patria įson, pues, otros tantos chiffons de papier? Todavia nos cuesta trabajo creerlo.
El norteamericano no presta mucha atención al vago mecanismo de administración que sostiene con su dinero. El aislamiento geográfico de América y la falta de grandes competidores con los Estados Unidos en el continente, han alentado esta actitud. HAN DESARROLLADO LA POLITICA EXTERNA DE CARECER DE POLÍTICA EXTERNA; y en cuanto a los asuntos del interior, el norteamericano prefiere pagar y no prestarles la menor atención. Ocho horas de trabajo, ocho horas de placer, ocho horas de sueño, es el código de los Estados Unidos. El norteamericano olvida que este ideal fué propuesto por un monarca.
Joseph Mc Cabe Rector del colegio Buckingham Noviembre de 1917. The Bookman. Eos, 72. romLlegó el momento de proceder a la elección del sucesor del señor Jiménez Oreamuno. El pueblo se fraccionó en (ihabría podido hacerlo en 100. una parte votó por don Máximo Fernández; otra, por don Carlos Durán; la tercera, por don Rafael Iglesias. Total: unos 70. 000 votos.
Según la Constitución, tocaba luego al Congreso: escudriñar los votos y perfeccionar la elección. Pero esto no era posible sin descontentar a dos de las fracciones de votantes. Qué horror! Iba a perse la armonía entre la familia costarricense?
Bueno! y qué sucedió?
Los abogados del Gobierno resolvieron decir al pais. Durante el próximo periodo constitucional de años, NO HABRÁ PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.
Violaríamos la Constitución si desatendiéramos vuestro mandato y os impusiéramos un presidente; pero no la violamos si nos limitamos tan sólo a daros un DESIGNADO que, no habiendo Presidente, HARÁ LAS VECES DE TAL. el Designado fué don Alfredo González Flores.
El pueblo no conocía a don Alfredo; pero, una gran parte, y de ella el que esto escribe, acogió Había una vez.
Gobernaba en Costa Rica un abogado: don Ricardo Jiménez Oreamuno, autor de nuestro mejor texto escolar de instrucción cívica.
Había una Constitución como las que hacen los hombres, y una «ley de elecciones. obra de abogados.
336 337 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.