buen éxito, todas las probabilidades de acierto militan en su favor. Que a pesar de todo pueda fracasar?
El puede no lo niegan ni los teólogos; pero con suposiciones desprovistas de fundamento no se va a parte alguna. EREMITA Vida adentro En grandes aprietos se encuentra el hombre que quiere instruirse un poco acerca de su ser, sin pérdida de tiempo. Quisiera leer a la vez a Hobbes (que sostiene formalmente que no hay ser. a Espinoza (que llega, por otros caminos, a la misma conclusión. a Bayle, que ha escrito contra ellos (jen apariencia. a Leibnitz, que ha disputado contra Bayle (para un lógico, la conclusión de Leibnitz es la misma de Hobbes, Espinoza y Bayle. a Clarke, que ha disputado. contra Leibnitz, a Malebranche, que difiere de todos ellos, a Locke, que es tenido por vencedor de Malebranche, a Stillingflect, que cree haber confundido a Locke (estando sin embargo de acuerdo todos, éstos y los anteriores, sobre la no exsistencia real del ser. a Cudworth, que se imagina estar por encima de los otros porque nadie lo entiende (y que no hace más que confirmar lo que cree combatir. Se moriría uno de puro viejo antes de haber hojeado la centésima parte de las novelas metafísicas.
Esto lo decía Voltaire hace más de 140 años. Los paréntesis son tomados de Colins. Cuánto no ha crecido luego el montón de las fantasías o variaciones sobre el mismo tema! Continuación)
24 de diciembre, 1913.
Son las diez de la noche. El ha salido a disfrutar del movimiento y la alegría que reinan por las calles.
Las tiendas están iluminadas con lujo, y un mundo de gente entra y sale, haciendo las compras de juguetes para obsequiar mañana a los pequeños. Cuánto dinero derrochado, y cuántos centenares de esos juguetes no verán terminarse el día de mañana! pensar que uno solo de ellos, el más humilde, aun cuando sólo valiera cinco céntimos, podría apaciguar el hambre de más de un mocozuelo que ha tenido que acostarse sin comer!
Yo me he quedado sola cuidando del sueño de mis dos «toronjilas. como las llamamos. Al lado de cada camita hemos tendido un cordel de donde cuelgan los juguetes que habrán de encontrar por la mañana; unas cuantas muñequitas amarradas por el cuello haciéndome el efecto de ahorcados; otras por la cintura; este perro por la cola, aquel payaso por la blusa. Todos ellos, obsequios de los tíos y de la abuelita, que tiene por costumbre agasajarlas en esta fecha y para el dia de su cumpleaños.
Y, como me acontece siempre que estoy sola, me 272 273 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.