nacido, se habría apareado con los grandes hombres. En Inglaterra hubiera sido uno de aquellos scholars, hijos de Cambridge o de Oxford, humanistas al par que hombres de Estado, y entre ellos guarda sin duda con Gladstone singulares analogias, no siendo la menor de ellas la profunda religiosidad de sus almas; en España, Cánovas del Castillo, apellidado por sus contemporáneos «el monstruo. hubiéralo tenido por hermano intelectual, allí donde Menéndez Pelayo, el primero entre los sabios contemporáneos de la Península, compañero suyo en doctrinas literarias y filosóficas, lo acataba y lo amaba; en la América española su compañero es don Andrés Bello, favoreciendo al egregio venezolano el haber podido ejercer el magisterio docente con mayor continuidad y reposo, lejos de la arena ardiente de la política, pero brillando en Caro en grado más excelso las grandes virtudes ciudadanas; y remontándonos a edades más antiguas. quién no soñaría verlo en las calles y foros de Roma, departiendo con Cicerón o recitando exámetros latinos con su dulce y amado Virgilio?. En su corazón se albergaba con raíces tan hondas el sentimiento del amor a Colombia que a él lo sacrificó todo, entero se entregó a la patria, por ella fué apóstol y mártir. al lado del amor patrio y como una especie de prolongación natural de él, el sentimiento del americanismo, aclamado antes que nadie por el gran Presidente Monroe, y del cual fué Caro adalid constante, defendiéndolo aquí y allí y promoviendo en cuanto estuvo en su maro el acercamiento intelectual y político de los pueblos de América; y al par el culto por España 218 y por sus tradiciones, y sus esfuerzos ingentes, en épocas muy distintas de las actuales, por el acercamiento de Colombia hacia la Madre Patria. Su cultura era ante todo latina y española; el cultivo profundo de la lengua, a que consagró buena parte de su vida, lo consideró como elemento necesario para el mantenimiento de la fisonomía intelectual y moral de estas comarcas americanas; qué mucho si en Caro, de origen netamente español, parece como si la raza no hubiera sufrido alteración alguna al trasplantarse al Nuevo Mundo; si en el parecían renacer, como en los días más gloriosos de España, las virtudes y condiciones características de ese pueblo admirable; la firmeza del aragonés, la claridad de entendimiento y hermosura de dicción del castellano, la gracia y donaire del hijo de Andalucía, cuna de su linaje. Fruto primero y valiosísimo de aquellos esfuerzos fué cabalmente la fundación de esta Academia, cuyos muros parecen hoy confundirse con los del propio hogar de Caro, y a cuya sombra está bien que él reviva en la vida serena del Arte. Caro, poeta y filósofo, católico de una sola pieza, político autoritario, discípulo y seguidor de De Maistre, defendió con ardentía las libertades civiles y los fueros del derecho individual.
Mi vida, lo confieso, ha sido feliz: pero los cimientos de esta dicha no han sido ni la fortuna, adquirida por el trabajo, ni algunos éxitos técnicos, ni la elevación a ciertas dignidades. He sido feliz gracias al deseo de hacer siempre más y mejor LANNELONGUE.
219 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.