y mesignificativa fiesta, reproducimos el siguiente fragmento de un estudio, del distinguido académico don Antonio Gómez Restrepo. Caro era poeta, y por eso pudo decir en frase vibrante. la poesía no es humana música de palabras, sino celeste música de pensamientos. Caro comprendía la alteza de la misión de los vates verdaderos, y por eso escribió. no le está vedado al poeta el campo de las luchas sociales; pero descienda al combate como Santiago en medio de las huestes ibéricas: luminoso, aéreo, armado a lo divino. Caro, crítico, rendía el siguiente homenaje al genio poético de la persona de Núñez de Arce. Acometiendo a poetas vestidos como el nuestro de armadura vulcánica, la crítica esgrimidora puede tirar sin miedo a herirles el corazón, segura de que, como el gran Diomedes cuando hirió a Venus, apenas podrá causarles ligeros rasguños. Pasma la cantidad de talento, de ciencia, de erudición que ostentó Caro en sus estudios. Lástima que éstos sean trabajos aislados y que el autor no hubiera concentrado sus fuerzas en una obra fundamental, como una historia del humanismo o un trabajo sintético, al modo de Taine, sobre la literatura española e hispano americana. Tales como han quedado esos escritos fragmentarios, parecen columnas esparcidas, listas para la construcción de un edificio majestuoso, cuyo plano murió con su autor. Quiere esto decir que la crítica de Caro sea infalible, que no haya nada que agregar ni quitar a sus fallos; que su criterio tuviera la amplitud universal del de Goethe, para sentir con igual intensidad todas las formas del arte y hacer plena justicia a todas las escuelas? La infalibilidad no es atributo humano, nos en cuestiones literarias, donde influyen tanto las aficiones personales, la educación, la moda y el medio intelectual en que se escribe. Además, a personalidades tan caracterizadas e inteligencias tan dominadoras como Caro, que había nacido para enseñar como maestro y definir como doctor, no se les puede pedir que empleen los distingos, las salvedades, las medias tintas que tan bien sientan en un crítico de la familia de Valera. Pero es justo observar que la inflexibilidad y rigidez dogmáticas que se notan en Caro como polemista y orador político, se manifiestan menos en sus monografías literarias, debido en parte, como indicamos atrás, a la clase de temas que trató de preferencia.
Su gusto era tan hospitalario, que habiendo sido en su juventud intérprete de Horacio y de Virgilio, en su edad madura fué traductor excelente de Byron y de Lamartine. Con todo, no diríamos que él llegara a gustar del arte moderno con el fresco entusiasmo de Menéndez y Pelayo, quien logró una amplitud de visión, un sereno desinterés de juicio, que son rasgos de genio. Caro y Menéndez Pelayo! Hé aquí dos de los últi mos representantes de la grandeza española. Ellos, en esta época de decadencia, recuerdan la vitalidad que en otros tiempos tuvo la raza para producir seres superiores, que dejaron vinculados sus nombres a obras memorables. LAgregamos algunas palabras del discurso del General Holguín en el acto de la inaguración de la estatua. Caro, en cualquiera parte del mundo en que hubiera 216 217 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.