Tu mano se alza. y odios, rencor, codicia, agravios, Prosaicos apetitos, sectarias divisiones, Todo lo que marchita pueblos y corazones, Todo lo que condenan, Moisés cantor, tus tablas, Al gesto de tu mano se desvanece. hablas!
Hablas. Pero qué vértigo te invade? Eres el mismo?
Qué soplo lamentable de corruptor realismo Turba tu frente. nido de férvidas estrofas. Saeñas? Soñamos todos. Qué ocurre en ti? Te mofas. Oh, qué triste emboscada tendias a tus fieles, Agazapado bajo tu bosque de laureles!
La copa en que esperaba gustar la turba ansiosa El vino que consuela de la terrena prosa, Hé ahí que se la tiendes mendicante y vacía En busca de politicos sufragios. Oh ironia!
Maestro, los neofitos venidos de muy lejos escucharte, se quedan mirándote, perplejos. Candidato. Es posible? Tan poco y tanto anhelas?
Asi de alto te arrastras? Asi de bajo vuelas?
Ah! Descender del Monte de los Iluminados Para ceñir el nimbo de los Sacrificados, Es bello!. Pero hundirse del pueblo entre la espuma Gaviota que no teme desprestigiar su pluma Por recoger despojos en torno del navioA pescar, de esas ondas en el vaivén sombrio, Fortuitos y gastados favores populares; En el rincón poblado de ritmos y pensares, Sobre la mesa cómplice del soñador deliquio, Dejar la rima en blanco y aislado el hemistiquio Por salir a las calles en bullicioso rapto Buhonero demasiado genial para ser aptoA anunciar un articulo que no es siquiera el tuyo; Cambiar tu sol de Grecia por el falaz cocuyo Del público entusiasmo, relampagueante y breve, para conseguirlo, rendir ante la plebe.
La lira sacrosanta, que al gesto en que la humillas, Con sus curvados flancos, parece de rodillas; Engañar, duplicarse, ser Jano y ser Tartufo Por alcanzar un mando. resulta extraño y bufo En quien nos ha prescrito, con giro noble y terso. Sacrificar un mundo para pulir un verso. Oh! qué golpe ha sufrido la lírica falanje!
Si tú, su Guía, aceptas con avidez el canje De las grandezas nuestras por las grandezas de otros; Si haces del Arte un medio, no un fin. cuando nosotros Tus soldados, hablemos de amor, de poesia, De la misión sagrada que Apolo nos confía, Nos befará la turba, y es justo que nos befe:¿Quién respeta la causa, cuando deserta el jefe. Querer sentirlo, verlo y adivinarlo todo!
Asi se va a los astros pero también al lodo.
No te acojas a un lema tan dúctil y tan vario; Quizá cuadre al artista; no cuadra al mandatario.
Mira en la historia el cúmulo de abusos y de errores Que las naciones deben a aquellos conductores Que, impulsivos o indoctos, osaron de igual modo Querer sentirlo, verlo y adivinarlo todo. sin embargo es esa, Cantor, tu sola excusa. un tiempo, pues, traicionas al Pueblo y a la Musa!
Si al menos tu cenáculo comprendes cuál? tu nuevo Cenáculo, el que ríe so capa del gran Febo, En ti viera otra cosa que un nombre claro, un foco Radiante y oportuno con qué dorarse un poco!
Mas no. Bien saben ellos, cual lo sabe el planeta, Que no está en los comicios el reino del poeta; Bien saben que la arenga florida y laborada. Miel de almas y de oidos no augura a un pueblo nada; Bien saben, por la fábula como por el instinto, Que a cada sér otorga Natura un don distinto; Que en un solo cerebro Verlaine y Thiers no caben, que cada obra tiene su obrero. Bien lo saben.
Pero se encogen de hombros: basta a sus tramas toscas Un dulce panal vivo que capte humanas moscas!
Engrosar su corrillo con todo el que desiste De un credo que (oh mudanzas. tú mismo defendiste, 208 209 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.