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de invasión de 1814, ha visto palidecer el prestigio militar de Alemania.
En los campos de Verdun dos pueblos, Francia y Alemania, se han encontrado, y tras un duelo de cinco meses que el mundo entero ha seguido con vivo interés, Alemania ha sido derrotada.
El 12 de Julio, la última ola alemana vino a morir en los fosos de Souville.
En Agosto, fué tomado Fleury; el 24 de Octubre, Douaumont; el y de Noviembre, Vaux y Danloup.
La línea alemana estaba rota; la retirada, que no hará sino acentuarse, y que acabará por hacer que el Kronprinz vuelva a las trincheras de donde partió, ha comenzado.
Desde esos momentos, Alemania busca otro medio que no sean las armas, para abatirnos, y lanza su Nota del 12 de Diciembre. Abre un nuevo capítulo en la historia de la guerra, el capítulo de las maniobras diplomáticas.
Como primera maniobra, lanza la palabra de paz; quiere desviar a la Entente por la senda de las negociaciones, y se jacta de dividirla; intenta crear presión atmosférica para la paz. Fracasa.
Segunda maniobra. Explota «la buena fe y las ilusiones generosas del socialismo internacional. Segundo fracaso.
Tercera maniobra. Viendo que el socialismo no da resultado, toca su turno al catolicismo. Despacha a Erzberg en misión. al poco tiempo, el Vaticano publica su manifiesto.
Por el carácter universal en que su autor la ha inspirado, esta Nota aparece como una suerte de manifestación ecuménica, como un sondeo lanzado a lo más profundo del alma internacional; pero esa Nota muestra que la Santa Sede no ha profundizado la importancia capital de los problemas que la guerra plantea para los pueblos, ya que no habiendo podido decir cómo podían resolverse esos problemas, no ha podido indicar el modo de poner fin a la guerra.
Nosotros rendimos tributo a la elevación, a la nobleza de los sentimientos. interrupciones. rindo homenaje, digo, a la elevación de los sentimientos a que ha obedecido la Santa Sede. pero no es posible negar el partido que nuestros enemigos esperaban sacar de la intervención del Soberano Pontífice. Basta leer la prensa austroalemana para darse cuenta de ello.
Esa intervención era considerada en Berlín y en Viena como un concurso precioso. En ella hallaban un poderoso apoyo para la actitud de los imperios centrales.
El Vorwarts lo ha dicho en términos propios; la Gaceta de Francfort ha expresado la misma opinión.
La Santa Sede no habría experimentado sorpresa alguna por la acogida deferente pero reservada que la Entente ha dado a su Nota, si hubiera observado que en ese documento de tan alta importancia moral había omitido tratar de las reparaciones fundamentales por lo que toca a la violación del derecho de ciertas nacionalidades, las reparaciones y el castigo por los crímenes atroces cometidos contra habitantes indefensos; si hubiese observado, asimismo, que había pasado en silencio un punto capital: los orígenes de la guerra y las responsabilidades que ellos engendran.
Ha contestado la Nota de Su Santidad, el Presidente Wilson; con voz clara, que sale del seno de la demo«una 58 59 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.