vocos y ambigeüdades. No ha habido hasta hoy pregunta llana a la que no haya respondido con estudiadas evasivas. Cuando se le han puesto casos concretos, de importancia vital a la vez que absolutamente simples, la única respuesta obtenida es que todo constituye una sola cuestión, y que no ha de hacer declaraciones prematuras o parciales. Se nos deja en la incertidumbre de una sombría retórica, y se nos pide que depongamos las armas, sin más explicación ni garantía que la de que ofrezcamos dar ejemplo único, a tiempo, de las tres virtudes: fe, esperanza y caridad.
un Contestación del Presidente de los Estados Unidos de Norte América a la Nota del Vaticano Contestando a la comunicación que Su Santidad el Papa dirigió a las naciones beligerantes, el Presidente Wilson envió, por conducto del Secretario de Estado americano, la Nota siguiente. No hay alma que, librándose de la ofuscación y la insensibilidad de esta terrible guerra, deje de sentirse. conmovida ante el tierno llamamiento de Su Santidad, que no reconozca la dignidad y la fuerza de los humanitarios y generosos motivos que la inspiraron, y que no desee con fervor vernos seguir el sendero que de modo tan persuasivo se nos señala. Mas sería locura seguirlo si en realidad no conduce a la meta que Su Santidad propone. Nuestra respuesta ha de basarse en hechos positivos tan sólo; no es un simple armisticio lo que se desea, sino una paz duradera y estable.
Es menester que esta agonía no vuelva a repetirse, y para lograrlo hay que pesar los hechos con mucha sobriedad y buen juicio.
Su Santidad propone en sustancia que regresemos al statu quo ante bellum, y que después vendrán la condonación general, el desarme, y un concierto de naciones basado en el principio de arbitraje; que mediante un concierto así, podrá establecerse la libertad de los mares; y que los derechos territoriales que Francia e Italia defienden, los intricados problemas de los Estados balcánicos y la restitución de Polonia, se aplacen para ser discutidos a la luz de los acuerdos más conciliatorios que una paz semejante pudiera hacer posibles, respetando con la consideración debida las aspiraciones de los pueblos tanto cuanto sus destinos políticos y afinidades.
Está de manifiesto que ninguna de las partes de este programa puede llevarse a cabo con éxito, a menos que la restitución del statu quo ante depare una base firme y satisfactoria para ello. Esta guerra ha tenido por objeto salvar a los pueblos del orbe de la amenaza y del poderío real de una vasta organización militar regida por un Gobierno irresponsable, que habiendo urdido secretamente su plan de dominar al mundo, procedió a realizarlo sin detenerse a consider rar las obligaciones sagradas de los tratados, ni las prácticas por largo tiempo establecidas ni los no menos anhelados principios de la acción internacional y del honor; que escogió el momento que le era más propicio para desatar la guerra; asestó el golpe de una manera atroz e inesperada, sin respetar las barreras de la ley ni las de la misericordia; sumergió todo el Continente en un mar de sangre, no sólo en la sangre de los soldados, 51 50 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.