diferencia, es cierto, pero estamos a vanguardia. En segundo lugar viene Escocia, en proporción, se entiende.
En cuanto a los Dominios, debo decir que entre todos han contribuído por ahora con 700. 000 u 800. 000 hombres; es decir, un ejército cinco veces mayor que el de nuestras fuerzas expedicionarias. qué contribución. Lo bien que se han batido estos ejércitos! Hay que ver cómo el intrépido y denodado valor de los canadienses salvó a Francia y al ejército británico en la segunda batalla. Cómo en las alturas de Vimy barrieron al enemigo de las posiciones desde donde, por espacio de tres años, había estado desafiando a los ejércitos aliados. qué no pudiéramos decir de los soldados de Australia y de Nueva Zelandia, de la audacia y tenacidad con que primero tomaron las posiciones rocosas de Anzac, permaneciendo en ellas durante meses; cómo capturaron Poziers y resistieron los embates del enemigo en Bullecourt. Cuántas hazañas podríamos narrar acerca de los intrépidos contingentes de Sud Africa, y de los nobles sacrificios de los de Terranova! Dar aquí a la Cámara una lista, aun somera, de los triunfos alcanzados por todos estos soldados, sería interminable. India. la bravura y la lealtad con que han apoyado a los ejércitos britanos? El recuerdo de la importantísima ayuda que tan espontaneamente nos prestaron en momentos de verdadera angustia, no se borrará jamás de nuestra memoria; será un precedente para cuando llegue el momento de arreglar los asuntos internos de aquel país. Cómo dejar de hablar asimismo de las demás colonias, y de su actitud frente al conflicto, de su ayuda material? Jamás había el Imperio británico mostrado una unidad más eficaz. Muchos lo consideraron como un sueño; hoy es realidad, un poderoso factor que tiende a regir la historia del mundo y el destino de la humanidad.
Por lo que toca al Servicio de Aviación, el cielo es su campo de batalla, y constituye la caballería de las nubes. En las alturas, lejos de la inmundicia y del cieno, elevados en el firmamento hasta perdersenos de vista, combaten por el triunfo del Derecho sobre la injusticia. Sus contiendas allá arriba, de día como de noche, evocan conflictos miltonianos entre las huestes aladas de la luz y la penunbra. Ora en las regiones más altas, ora en las bajas, siempre combaten al enemigo con tesón. En enormes bandadas, cual extraños pájaros de presa, se ciernen sobre las trincheras enemigas, dispersando la infantería o destruyendo convoyes. Cada combate es una proeza; cada recuerdo una epopeya. Son los caballeros andantes de nuestros días: nada temen, ni nada puede reprochárseles. No menos inolvidables son los servicios y el patriotismo de médicos, sacerdotes y de enfermeras, gentes todas de alta posición social, que han sabido sacrificar con noble orgullo sus lujos y sus comodidades de principes, en bien de la Patria.
ASQUITH, ex Presidente del Consejo, en Liverpool: En el discurso que pronuncié el otro día en la ciudad de Leeds, hice, en dos frases, un resumen de lo que a mi parecer constituye nuestros propósitos de guerra: La primera fué, que esta guerra tiene por objeto lograr la paz; y la segunda, que es una guerra contra la guerra, 46 47 BIBLIOTECA NACIONAL Afilieral de BIBLID Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.