venido desempeñando en esta contienda, hay que imaginarse lo que habría ocurrido, no ya si no hubiésemos poseído el dominio de los mares al comienzo de la guerra, sino si la Flota británica hubiera sido derrotada, supongamos, un año ha, y que el enemigo nos hubiera arrebatado el cetro de los mares. Nuestras tropas en Francia, en Mesopotamia, en Salónica y en Egipto habrían comenzado a debilitarse, acabando por desaparecer. Francia, careciendo no solamente de nuestro apoyo, sino también de la ayuda material que la Flota británica le presta, se vería con toda probabilidad imposibilitada para protegerse frente al empuje irresistible del enemigo. Italia, privada de la esperanza de procurarse municiones y víveres, habría sido ya presa fácil y caído en las manos de sus despiadados y vengativos enemigos, cosa que no ha sucedido, ni sucederá. Rusia, aislada, tanto por Oriente como por Occidente, habría quedado mucho ha sin defensa. No vacilo en decir que sin la marina británica, habría ocurrido a esta fecha un desastre formidable a la causa de los aliados. Prusia se habría erguido insolente sobre el trono de Europa, llegando después a adueñarse con facilidad del mundo entero. Qué es lo que ha logrado? pesar de los ataques del enemigo, tanto invisibles como en campo abierto; a pesar de todos sus procedimientos de guerra, a despecho de la «piratería negra. nuestra marina ha logrado transportar 13. 000. 000 de hombres, 000. 000 de caballos, 25. 000, 000 de toneladas de explosivos, 51. 000. 000 de toneladas de carbón y combustibles petrolíteros, 130. 000. 000 de toneladas de mercancías.
En hombres, sólo se han perdido 500; 2, 700 de ellos en acción contra el enemigo, es decir, no como resultado de ningún desastre.
Este ha sido en verdad un triunfo para nuestra armada. No es tiempo aún de apreciar todo el efecto del bloqueo de la marina británica, bloqueo que habría sido completo si no se hubiera dejado la entrada de los Balkanes sin resguardo.
Por lo que hace a nuestra Gran Flota, no ha tenido muchas oportunidades como las que crearon la fama de que hoy goza, mas no ha sido suya la culpa. Por el contrario, eso es una manifestación evidente de su mérito. No se ha debido a ninguna deficiencia de su parte, sino más bien a que el enemigo sabe la eficiencia de que nuestro servicio es capaz. Alemania sabe que nuestra marina se halla alerta, tan bien como nosotros.
Desde la batalla de Jutlandia acá, nuestros adversarios no han vuelto a desafiar nuestra Gran Flota, prueba evidentísima de que no creen mucho en sus propios historiadores. No se han atrevido todavía a salir al encuentro de la armada que tanto alardearon entonces de haber vencido.
La flota ligera, por su lado, labora en medio de peligros constantes y apenas es posible darse cuenta de sus riesgos y vicisitudes. Pero a la eficacia de su organización se debe que los habitantes de las Islas británicas se hallen hoy a salvo y de nada carezcan.
En servicio constante, vigilan los mares desde las regiones glaciales del Océano Artico hasta las tempestuosas del Estrecho de Magallanes. No hay océano, mar, bahía o golfo; no hay estero dedicado al tráfico marítimo comercial, que no esté bajo la inmediata vigilancia de las naves de la marina británica. Las 34 35 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.