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orden que ha realizado Alemania, tergiversando todos los valores, aun los mismos que impusiera la moral nietzschiana, se encuentran en un evidente error, tanto más lamentable, cuanto que dicho error los hace desvirtuar la generosa transcendencia que en la sociedad contemporánea han tenido y tienen las ideas filosóficas del autor de Zaratustra. Alguien también ha argumentado, con un adorable desconocimiento, que Nietzsche favorecía con su doctrina las ideas autocráticas y la perpetuación de los poderes despóticos y abusivos. Destruída la concepción equívoca del superhombre, se destruye por lo mismo este otro error.
Nietzsche ha dicho, que sólo los esclavos, los oprimidos, los injuriados por la tiranía son los que ostentan madera de superhombres. En ellos ve levadura para que se imponga su noble arquetipo de perfección y de virilidad. En armonía con este concepto, siempre hemos creído que el filósofo del optimismo había favorecido los principios de la democracia, de la alta democracia, que no es la misma que ahora se practica en los pueblos de América. robusteciendo nuestra opinión, Alvaro de Albornoz, original pensador y sociólogo, en su libro Socialismo e Individualismo, emite estas ideas. Se ha creído ver en Nietzsche un enemigo jurado, acérrimo, del movimiento social de nuestros días. Sus ideas individualistas han sido lanzadas a los cuatro vientos como una protesta contra lo que se ha dado en llamar gregarismo, contra el espíritu social, que es la tiranía, el gran enemigo del yo; sin embargo, para uno de sus críticos, Gystrow, Nietzsche fué un socialista sincero, un verdadero demócrata. concluye un capítulo de su hermoso libro. En vez de ver en Nietzsche un enemigo de la democracia, deben ver en él uno de sus mejores guías. El pueblo inglés, repitiendo el concepto, nos lo demuestra; junto al espíritu democrático, gregario, de asociación, surge un consciente individualismo, que le ha dado, al fusionar estas dos modalidades, un patrón de civilización integral digno de emularse por los pueblos de América, tan apegados todavía a formas de verdadero reaccionarismo político y social.
La ética de Alemania, que ha provocado desde iniciada la guerra condenables subversiones, debemos buscarla en otros filósofos, que como Hegel y más tarde Fichte, según lo afirma y demuestra García Calderón, prepararon, con su concepto materialista exaltado de la energía intensificada, la creación del imperialismo, cuyas ansias de expansión y de conquista había de estimular después aquel espíritu que era extraordinario por lo salvaje y por lo astuto y que se llamó Bismarck. De la filosofía hegeliana, los alemanes de hoy hacen derivar ese doctrinarismo difuso, esencialmente materialista, que ha culminado en sus efectos negativos, en las teorías absurdas y petulantes de los militares y políticos germanos. Ya hace tiempo que en Alemania se insinuaban las ideas que ha puesto en práctica con motivo de la guerra. Diversos factores venian forjando esta crisis de valores éticos. Su gran plenitud de ideas agresivas, su patriotismo hostil, el cientificismo frío, mecanizado, la egolatría huraña de sus políticos y un poderío material extraordinario desbordante, nos habían anticipado ya la ulterior actitud de Alemania, actitud que ha obligado a que se vuelvan contra ella los pueblos que como Francia e Inglaterra 21 20 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.