Violence

La cultura alemana actual rígida, incolora, sin gracia y carente de fórmulas gráciles, es opuesta también al concepto de Nietzsche. Este filósofo, que heredó de los griegos el culto de la belleza y el culto de la ciencia que el divino Platón enriqueció con su sabiduría, ostenta en todas sus obras, como características inconfundibles, todas aquellas virtudes que han hecho de la literatura francesa, de la ciencia literaria y filosófica francesa, la primera en gracia, en colorido, en amenidad. Carece en absoluto Nietzsche, de la pesantez germana tan crudamente reprochada en estos últimos tiempos por los escritores y artistas latinos.
Su estilo es armonioso siempre, claro, sintético y musical. Ostentando estas cualidades que son las que han dado vida eterna, encanto único a las letras francesas, Nietzsche es más que germano, un espíritu esencialmente francés, nutrido en fuentes amables, quizás un heredero de aquellos abates, que a la adusta.
filosofía escolástica infundían la dulzura y fragancia.
de un madrigal.
El acendrado cristianismo del pueblo alemán tambien contradice las ideas que sobre la religión cristiana concretó Nietzsche en sus obras. El autor de El anticristo, antirreligioso y antimoralista, condenó en páginas admirables la ética subalterna del cristianismo, generadora de la presente civilización, cuyo fracaso, cuya acción negativa en las almas y en los pueblos nos evidencia la presente guerra europea. El pueblo alemán con su inflamado amor al cristianismo y a la moral que de esa doctrina se desprende, no ha vacilado en proclamar principios de crueldad y de rigor para los enemigos, en el transcurso de la presente contienda, lo que significa, no sólo la inutilidad de dicha moral, que concita a la piedad y la compasión, sino el desatentado influjo que ella ha ejercido en los pueblos que, como el alemán, la han incorporado, después de robustecerla y afirmarla con la Reforma, a la vida nacional e institucional. La moral cristiana predominante en Alemania, como en ningún otro país, ha sido repudiada por Nietzsche en sus obras. Este filósofo se proclamaba irreligioso e inmoralista y por lo mismo no podía influenciar a la Alemania contemporánea, en la que vive el dogma religioso del cristianismo con fuerte arraigo en las almas y en la conciencia estatual Los eternos detractores de la moral nietzschiana, moral que se fundamenta en el culto a la vida y en el repudio de las formas que limiten el desarrollo de los instintos más vitales en el hombre, han creído ver en la Alemania de hoy, a la más genuina realizadora de la concepción del superhombre; de ese extraordinario arquetipo, en que Nietzsche nos dió una suprema representación del hombre héroe integralmente perfecto, plenamente varonil, serenamente hermoso y fuerte, y, por lo mismo, más dueño de las modalidades de la razón y del espíritu y menos expuesto a las formas de la violencia y de la injusticia. La concepción del superhombre, que muchos espíritus interpretan torcidamente y en quienes se han indigestado algunas ideas del autor de El origen de la tragedia, significa la más alta y noble concepción que del individuo se haya afirmado. Los que crean que las ideas de Nietzsche entendidas en el mejor sentido, tienden a favorecer y estimular las subversiones de distinto 18 19 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.