cador inhábil, del buscador de voces y frases raras y de una originalidad que nunca alcanza, cayendo al fin, fatigado y maltrecho, en la extravagancia, la vaciedad o la vulgaridad del concepto. Pero sí debo anotar que los cuartetos no llenan las condiciones del soneto, pues si bien en ambos se hallan las mismas rimas, no están distribuídas en el mismo orden. Esta falta fué debida quizá a la peculiar manera de componer del autor, si no me equivoco. Brenes Mesén, que suda, por decirlo así, sus versos tanto trabajo le cuesta fabricarlos parece hacerlos de dos en dos y acomodarlos luego. Así, en este segundo cuarteto, hizo los dos primeros versos; después los otros dos y, al arreglarlos en cuarteto, se equivocó de lugar u olvidó la colocación de los consonantes del primero.
Veámoslo, si no. Eros halado, el inmortal flechero, te miraba llorar desde su plinto; 3º. el venusto rosal, en rosa tinto, imploraba a la flor del limonero.
Hagamos un simple cambio de lugar: 2º. Te miraba llorar desde su plinto Eros halado, el inmortal flechero; imploraba a la flor del limonero 3º. el venusto rosal, en rosa tinto. queda subsanada la falta; pero no por esto mejor el soneto.
Nada digo del ripio el inmortal flechero, porque le fué indispensable al autor para rimar con limonero.
De manera que si ese SORBO DE BELLEZA PURA no tiene ni pensamiento convenientemente desarrollado, ni forma artística y adecuada, ni final notable resulta que ni siquiera es soneto.
Pero si de ese soneto no queda nada, sí queda sobre la conciencia de la redacción de Athenea el siguiente párrafo inconcebible y despampanante que merecería la supresión de esa revista si Brenes Mesén no viviera lleno de su propia suficiencia y arrodillado ante su propia efigie. Siempre que aparece un nuevo libro de Brenes Mesén, el espíritu se prepara para recibirlo, como se prepara un místico para recibir la hostia. Pastorales y Jacintos se llama este último libro del ilustre escritor costarricense que en menos de dos años nos ha sorprendido con una serie de publicaciones, que cada una de ellas hace un acontecimiento. Dichoso mil veces el ánimo que como el suyo, está tocado perennemente por la mano celeste de la musa y que le permite ir en una gradación de belleza. Nueva la.
forma del verso, pura la expresión, todo con un halo luminoso que le presta el alma, estas composiciones.
del maestro serán el motivo espiritual y dilecto de cuantos hayan querido abrevar en ellas.
Athenea acoge este bellísimo soneto y espera así haber cumplido una obligación de arte con sus lectores dándoles un sorbo de belleza pura. Párrafos como éste no se comentan: exhibirlos es.
condenarlos.
Afortunadamente, la mudanza de los tiempos suele tornar los incensarios en mazas trituradoras de los mismos ídolos que antes incensaran. Las víctimas literarias de Brenes Mesén y sus áulicos serán vengadas! 7 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.