había hecho de su hijo, en el mismo estilo del de Preyer, y que Bernard Pérez, en 1878, ya había dado igualmente a luz pública su obra magistral sobre Los tres primeros años del niño. Tampoco debemos olvidar que en este mismo año el psicólogo Wundt, compatriota de Preyer, fundaba en Leipzig el Laboratorio de Psicologia Experimental, que venía a prestar desde sus comienzos un concurso tan precioso a estos estudios infantiles. Con todo, el libro de Preyer obtiene el éxito de los trabajos absolutamente originales y focaliza de todo la atención de los más célebres educadores.
El despertar de este entusiasmo científico en un campo hasta entonces abandonado a solas elucubraciones sentimentales, se hace en poco tiempo universal. Son grandes cerebros los que le dan impulso En Francia, Ribot, Durkheim, Lavisse, van a la cabeza del movimiento. Algunos especializan. Binet, el sabio, el lamentado maestro, cuya muerte, acaecida en 1911, llenó de pesar a toda la Europa estudiosa, se dedica con toda su ciencia al estudio de los niños: funda un laboratorio de investigaciones psíquicas, da conferencias, escribe en periódicos y revistas, publica su libro profundo: Les idées modernes sur les enfants.
Stanley Hall, el célebre educador americano, inicia con entusiasmo en Estados Unidos la nueva labor. Funda la National Association for the Study of Children, en donde se hace toda clase de encuestas y de estudios sobre el desarrollo mental de los niños; se pone al frente del Pedagogical Seminary, que es quizá la publicación pedagógica más importante de cuantas se editan en Norte América; crea el Children Institute en la Universidad de Clark. Notables compatriotas suyos participan de este mismo entusiasmo: Baldwin, Dewey, Moore; los mismos Münsterberg y el lamentado William James, que por un momento criticaron el exceso de detalles en las investigaciones de Hall, hacen importantísimos estudios educacionales, basados en la nueva psicologia experimental.
Claparède y Bovet, en Suiza, quienes fundan luego en Ginebra el Instituto de Ciencias de la Educación; Sluys, Schuyten, Decroly, en Bélgica; Credaro, de Sanctis, Ferrari, la señora de Montessori, en Italia; Sully, en Inglaterra; Karl Cross, en Alemania; Giner de los Ríos, Altamira, Cossio, las cabezas dirigentes de la nueva generación española; Mercante, en la Argentina. Cuántos otros y en cuántas otras naciones se dedican tenazmente a estos nuevos estudios que van a dar por tierra con el andamiaje formidable consolidado por la rutina! El movimiento pasa a Suecia, la patria de Ellen Key, a Austria, a Rusia y aun a China y el Japón. Es esta una hermosísima eclosión que maravilla. Por todas partes aparecen periódicos y revistas dedicados exclusivamente al estudio de los niños. Florece toda una literatura que trata de ellos o que es para ellos. Los sabios se aniñan para comprender Estos datos tienen caracter puramente informativo. Quien esto escribe tuvo ocasión de conocer y de tratar a algunos de los grandes maestros citados personas todas ellas muy sencillas en la vida diaria y de muy facil acceso y recomienda con entusiasmo la lectura de las obras que han escrito, porque son obras de sabios que templan el espiritu y lo orientan hacia fines nobles, útiles para los individuos y para la patria.
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