la paz ideal soñada por los poetas sino cuando se extinga la última pareja humana sobre el suelo desolado de nuestro planeta infecundo y envejecido.
LUIS JACOLLIOT Histoire naturelle et sociale de humanitd. Paris (Envío de un suscritor. Vida adentro 26 de Noviembre de 1913Por primera vez tengo que consignar en mi diario una nota triste. Pierre de Coulevain ha muerto! La Información de esta mañana al dar la triste nueva, dedica su editorial a «la Abuelita. como cariñosamente se la llamaba.
Tiene mucha razón el editorialista al suponer que el pesar ha debido llamar a la puerta de muchos corazones: Pierre de Coulevain, al igual que Pierre Loti, tiene el don de hacerse querer por los lectores, ya sea por el estilo sencillo, tan natural, que interpreta admirablemente la realidad de la vida, o más bien porque se toman a si mismos como personajes para sus novelas, cosechando así la simpatia y el interés que éstos suelen despertar. mi, al menos, no me sorprendió mayor cosa la noticia; puedo decir que la presentia. Hace unos quince días lei Ave sin nido, donde Pierre de Coulevain hace la historia de su vida con seguridad, imaginaria y que termina en el instante de perder el conocimiento, por obra de su grave enfermedad. Pero debo decir que lo he sentido en el alma, yo que me consideraba tan feliz como el que ha descubierto un filón de oro y se promete mayores hallazgos. Cuántos buenos ratos me prometia a costa de los desvelos de Pierre de Coulevain! Ya no me faltaba que leer más que La isla desconocida, y quién sabe si mientras tanto no haria su aparición un nuevo tomo en el escaparate de la librería. No! De verdad que esta contrariedad me ha obligado a reflexionar. Si no habrá razón para rebelarse ante una verdad tan desnuda. Cuánto trabajo, cuánto estudio, cuántas observaciones, cuántas cosas buenas perdidas en un momento, porque al destino le plugo acabar con una vida!
Si al menos estas cosas pudieran traspasarse, si fuera dable que el que se aleja pudiera infundir con un soplo lo que tanto le costó adquirir y que habrá de llevarse a la tumba, pudiendo quedar como herencia preciosísima a otro, que tendrá que luchar brazo a brazo, tal vez para correr la misma suerte cuando empieza a disfrutar de su tesoro.
Cuando leo los cuentos de Yoyo y juzgo de lo que era capaz un cerebro tan joven, me duele que tan nueva se rompiera una pluma llamada a conquistar muchos laureles.
Cuando con el pensamiento visito la tumba de Lisimaco, orlada de campanulas, y la de Aquileo tan acompañada y itan sola! en tierra extraña; cuando leo los cables en que se dice que la vida de Pierre Loti está seriamente amenazada; cuando por los mismos me doy cuenta de los artistas, los sabios y toda la legión de seres superiores que van desapareciendo, me entra un malestar, una congoja: a ese paso nunca llegaremos; el que adelanta un poquito cae, y otro tiene que empezar el camino. Felizmente una nunca se detiene a pensarlo, eso traeria un desaliento inmoral. para qué afanarse, trabajar, si en un instante se pierde todo?
Menos malo cuando se sucumbe al peso de los años; cuando un libro, una obra de arte se encargan de salvar una parte del naufragio; pero el que no logra esa satisfacción. Ah! si los exploradores del Polo Sur hubieran podido vivir unos meses más para tener la dicha de contar en Inglaterra lo que vieron, con cuánto más valor habrian afrontado la muerte!
Cuando el cable me cuenta que Máximo Gorki al comprender que el almanaque señala los últimos dias de su vida, reúne sus escasas energias y se dedica a trabajar con ahinco. a terminar su libro. su libro que tan caro le cuesta, que le ha robado muchas horas de sueño, al que ama más que a su vida misma, pues que desprecia sus últimos destellos en obsequio suyo. y que vaya a malograrse, No recuerdo bien si fué el.
317 316 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.