a contestará sin vacilación que es cierto, porque tal resultado da la fórmula de aquella sección cónica y bx2 a b Si en astronomía se solicita por las leyes de Kepler, se verá que cada una de ellas admite una demostración aparte, y lo mismo cabe decir de las leyes de la pesantez, de los gases del vapor de agua, de las proporciones definidas, de las combinaciones químicas, etc. El hombre ha recogido ya toda esta legislación, y sus principios son más.
teoremas que temas, y verdades y no dudas.
Hago mención de lo expuesto, no como aparato, que en todo caso sería insustancial, de vana erudición, sino para ofrecerlo como escudo de la falta de autoridad y hasta de la timidez con que voy a dar mi juicio en una cuestión cual la presente, que, con dolor de la ciencia, lo que es en este punto tan explícita y clara, se agita aún con todo el calor de las más ardientes controversias.
Fuera de lo dicho dan ocasión a ellas otra multitud de causas: casi fué ayer, con el mayor ensanche obtenido por la contratación y el tráfico, cuando la economía social empezó a descansar sobre bases sólidas; no es todavía hoy el día en que ella ve libre el campo de sus especulaciones y trabajos, con naciones, si asociadas temporalmente por vínculos políticos, distantes aún en la armonía de los intereses económicos; a lo que se agrega el peso de industrias privilegiadas y de intereses egoístas, resistidos a dejar sus goces y su asiento, las represalias de los aranceles sin otro provecho que corresponder el mal propio con el mal ajeno, la fuerza de la rutina; y la falta de tratados adecuados de comercio que tengan por objeto, con la única restricción de las necesidades del fisco, el cambio sin trabas y la baratura en los consumos: todo lo cual mantiene hoy escuelas disputadoras, y hace que ciertos principios, aunque claros, tengan la claridad del relámpago, que la da atravesando tinieblas. Sin embargo, son muchos, muchísimos los que ya han entrado al granero de la ciencia; y el temor no es que no se les conozca, sino que no se les quiera reconocer y admitir.
El mundo principio por el proteccionismo: el aislamiento en que vivían los pueblos, los celos de los extraños, la creencia de que los de la propia casa podían bastarse a sí mismos, la ignorancia de las leyes de la riqueza, todo contribuyó a hacer de las aduanas, castillos, puentes con derecho de pontazgo y aledaños, otros tantos estorbos del tráfico, primero por la prohibición de entrada de efectos, muchas veces por la incomunicación que se establecía, y luego, cuando se dulcificaron más las cosas, por impuestos gravosísimos. Seguir ésta, sería seguir una historia de errores, para salvar los cuales, como tantos desastres y lástimas de guerras, sangre y luto, en que ha tenido no pequeña parte la miseria pública, es menester dar un salto de siglos: como si estuviese decretado que la verdad no se recoge sino recorriendo tumbas, que es el camino del tiempo, y que el progreso es un peregrino que no ve la vida adelante, si no deja atrás la muerte.
Nadie disputa a Inglaterra el lauro de haber puesto los más firmes cimientos de los estudios económicos, y Adam Smith continuará siendo en la edad futura su gran propagador y patriarca. De entonces acá es mucho lo que se ha escrito y se sabe en la materia, y han 293 292 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.