¿Habrá necesidad de recordar los inmensos perjuicios que semejante régimen acarrea a todo país en donde impera?
La corrupción social obra a manera de un corrosivo que va lentamente difundiéndose, y con frecuencia el daño nace de las alturas para alcanzar la tierra llana.
Es así como nacen los gobiernos irresponsables que, confundiendo su crédito en el crédito bancario, concluyen por apoderarse de una suma de facultades tan grande, que en sus manos quedan todos los resortes de la actividad nacional. Llegadas las cosas a este punto, la nación abdica toda majestad, para exhibirse, ante el mundo, presa de honda gangrena moral y económica.
El primer hecho revelador de la exageración de las emisiones ingarantizadas es que la moneda metálica adquiere prima, Como el papel ingarantizado carece de valor intrínseco, nadie quiere tesorizar en semejante especie. De aquí que la demanda activa de signos amonedados traiga por consecuencia el alza de su valor con relación al valor facial del billete. Fuera de eso, como los créditos no pueden pagarse en el exterior en papel de circulación limitada al país en que se emite, precisa adquirir el metal para su exportación.
Simultáneamente los cambios suben y determinan un alza en los precios de los artículos de importación.
El alza se refleja también sobre todas las mercaderías de producción nacional. Esto es lo que acarrea para el comercio los más espantosos trastornos y los más hondos sufrimientos para las masas, que llegan, a veces, hasta tocar los límites de la más negra desesperación. Como consecuencias correlativas, la moralidad se relaja, la familia se corrompe, el carácter se envilece, y el pueblo se torna humilde rebaño incapaz de defender su libertad.
Es que la base de toda independencia y de toda.
libertad es la independencia económica. Arrebatad a un hombre todos los elementos de subsistencia, y la miseria de la esposa y el hambre de sus hijos le maniatarán hasta el punto de que encuentre honrado lo indigno y de que se honre con lo infame.
268 Basta este peligro de tanta trascendencia contra el futuro nacional, para rechazar con horror la idea de emisiones de billetes sin garantía metálica.
Otra consecuencia también grave para la economía nacional, consiste en la anarquía de precios causada por las emisiones ingarantizadas. El ideal de todo buen sistema monetario radica en la relativa firmeza del valor del signo de cambio. Con el papel ingarantizado es imposible esa fijeza, y se consigue más o menos regular con la moneda metálica. Con las emisiones se provocan en los precios fluctuaciones constantes que echan a perder todo cálculo y dejan los negocios todos sujetos a un álea movible, tan movible como las aguas del mar. aun estas se mueven siguiendo leyes. Los precios dentro del régimen papelista están sujetos a mil vaivenes muy difíciles de prever, que alientan los fraudes y dan ocasión a la práctica de negocios inmorales en escala exorbitante.
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