ciones del latín influirá más para aclarar alusiones literarias de esta naturaleza de lo que pudiera ganarse con lecturas vacilantes e interrumpidas de un trozo del original. si la alusión se dirige sencillamente a mitos, leyendas, teogonías y cosas por el estilo, no se habría adelantado mucho con el conocimiento del lenguaje. Bastante de esto encontramos en Shakespeare y, sin embargo, nos dicen que él sabía muy poco de latín y menos todavía de griego. Aun el rústico bardo o el mozo en las ansias de la adolescencia saben bastante de Aurora y de Juno, de Cupido y Psyché, de Héctor y Elena. Todo esto se encuentra en los diccionarios clásicos y más o menos en el vocabulario de la época.
Es tradicional y rutinario tratar de adquirir cultura refinada por medio de tales expedientes; y dedicarse durante siete u ocho años al estudio del latín con el simple objeto de comprender las alusiones literarias, sería como usar un martinete para clavar tachuelas.
Por supuesto, el especialista en inglés o en la literatura de cualquiera otro idioma, se sentiría deficiente si no conociera el griego y el latín y si no los conociera a fondo. No puede haber negligencia en este punto y, sin embargo, existe en gran manera. Digámoslo de una vez: el refinamiento de cultura alcanzado por los seglares por el estudio del latín es apenas digno de mención. lo sumo representa un ligero y desigual barniz.
Existe, a pesar de todo, otra razón para el estudio del latín que podría formularse a manera de pregunta. Ofrece el latín utilidad práctica de importancia tal que merezca conseguirse a precio tan elevado? Creo que sí, aunque no sea posible aceptar mucho de lo que se asume en general. Una de las ventajas que se atribuye al estudio del latín es que procura conocimiento más profundo de la lengua materna. Por qué no se propone entonces del mismo modo el estudio del anglosajón? preguntaría alguien. Las cinco séptimas partes del vocabulario de los grandes diccionarios, dice Whitney, se derivan más o menos directamente del latín. De aquí que los jóvenes comprendan mejor su propio idioma a través de la etimologia latina. De acuerdo con esta idea se supone que la gramática es más comprensible a la luz de la gramática latina, de construcción más complicada. muchos van hasta asegurar que el único medio de aprender buen inglés es el estudio del latín. Naturalmente no sería muy difícil citar casos en contradicción con esta teoría; nombrar, por ejemplo, latinistas que serían incapaces de escribir buen inglés, y personas que ignorando el latín poseen dominio y fluidez en la lengua madre.
Tales ejemplos, sin embargo, a menos de contarse en gran número, no dilucidarían el punto sino que lo ilustrarían simplemente.
El examen detenido del origen de un buen vocabulario y estilo inglés revelará que proceden del medio social y de los libros ingleses. El lenguaje se adquiere por imitación, no por herencia ni por construcción filológica. Es un hecho incontrovertible, ya porque el maestro no sea lo que debería, ya porque la mente infantil no haya alcanzado su desarrollo completo de William Dwight Whitney, filologo; profesor de sánscrito y filologia comparada de la Universidad Yale durante muchos afios; autor de varias obras de linguistica y redactor en jefe del Century Dictionary of the En.
glish Language, en diez volúmenes. del 233 232 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.