idea se ha infiltrado en nosotros con la educación, el sentimiento de que el griego y el latín están más relacionados entre sí que cualquiera otro idioma en mate ria de cultura; que juntos encarnan algo, un espíritu, que sólo puede comprenderse estudiándolos en conexión el uno con el otro. Inconscientemente les atribuimos relaciones mutuas en su significado estético. Nada más lejos de la verdad. Esta opinión, además de ser en gran parte tradicional, se funda por analogía en la existencia de grandes relaciones filológicas. El griego y el latín representan más bien dos centros conectados de cerca, en los cuales se han conservado dos formas características de literatura que, excepto cuando la una es plagio de la otra, constituyen la expresión de dos pueblos muy diversamente dotados. Ambos idiomas tienen relaciones filológicas, como las tienen también el inglés y el alemán. Su literatura tiene puntos de contacto; asimismo los tienen la literatura española e italiana. Ninguno de estos idiomas o literaturas es conmutable en su sentido artístico.
En consecuencia, debemos independizar en nuestra mente el griego del latín, y dejar que cada uno de ellos represente su propia idiosincracia. Si así lo hacemos, se simplificará considerablemente la cuestión del valor del latín en la cultura, y el criterio exacto será mucho más fácil de alcanzar. Mi convicción personal, con la cual no dudo que muchos otros convendrán, es que el valor estético peculiar a los clásicos originales desapareció con la declinación del griego; e imagino que aquella decisión se tomó sin comprender bien su verdadero significado. Considerando la lista típica de obras clásicas ofrecidas al estudiante durante sus años de preparatoria y de colegio, podremos estimar, de acuerdo con el criterio establecido sobre el arte literario, el valor del griego comparado con el latín. Qué son los dramas latinos comparados con el teatro griego. Dónde queda Virgilio comparado con Homero y con Teócrito? Es un hecho incontrovertible que el latín no era el idioma de un pueblo de temperamento artístico; jamás se amolda a los inimitables matices y cadencias del griego. Las obras latinas, con excepción de algunas de Horacio y de Cátulo, rinden su mejor esencia a la traducción con mucha mayor facilidad que los clásicos griegos. El genio latino era diferente del griego y nunca se elevó al nivel artistico sostenido de Homero, los trágicos, Teócrito y Pindaro. Aquí es donde la traducción revela más tristemente su deficiencia.
No es desdoroso absolutamente para los autores latinos el decir que los griegos son más elevados y menos accesibles por la dificultad del idioma; lo mismo podría decirse de casi toda la literatura del mundo comparada con la griega. Así sostengo que tomamos falso punto de vista tradicional creyendo preservar con el latín el valor estético del estudio de los clásicossegún nuestra apreciación. Probablemente muchas per, sonas convendrán conmigo después de sincera reflexión. De consiguiente no juzgo de gran peso el argumento de gustibus. En obsequio a la sinceridad no creo posible, sin embargo, que nos detengamos aquí.
Mi experiencia y aficiones personales me han conducido y no soy el único al punto de estimar más bien en poco la titeratura latina aparte de comparaciones. Muchísimas personas no han sentido jamás sus 228 229 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.