Aquí también los hombres nos dicen. Es una suerte la de no tener que preocuparse por los negocios. El placer de la acción no nos hace falta a nosotras! Se imaginan los hombres que somos demasiado dichosas con dar a luz los niños y tener algún dinero para objetos de mediocre utilidad. Se imaginan? No, ellos no se imaginan casi nada a este respecto. Se contentan con satisfacer mediante tales argumentos su sentido de justicia, que de tiempo en tiempo se despierta. No echemos la culpa, sin embargo, al hombre: no es él quien establecerá las condiciones de dicha de la mujer; es ella misma la que debe encargarse de eso. Continuará. La voz de un trabajador español se les dijera: emocionaós, llorad o reid, según las circunstancias, pero soportad lo que pase. Queréis un papel en el drama de la vida. Pues bien! recoged a los que caen y dulcificad sus heridas con vuestras caricias, conmoved con vuestras perfidias a los que se resisten.
La mujer no es un actor real. Me hace el efecto del paciente que yace semanas y semanas en su sillón y a quien los amigos compasivos dicen en sus visitas y en tono de consuelo. Es una suerte la de no salir con un tiempo como el que hace. Generalmente los enfermos contestan con una pálida sonrisa a este consuelo que no les satisface mucho. Saben que la dicha brota espontáneamente del funcionamiento armonioso del organismo; que hay un placer supremo en hacer trabajar sus músculos, dirigirlos y dominar las pequeñas cobardías ante las brusquedades de la temperatura; saben que la verdadera felicidad consiste en seguir una idea con las alternativas naturales de un cuerpo sano convertido en su maravilloso instrumento. Por todo esto se considera a las mujeres, en cierto mundo, como a eternos enfermos. Pero lo peor es que ellas no lo echan de ver, y les gusta el lento y progresivo suicidio al cual se les condena. Allí donde su cuerpo no está reducido a una actividad casi nula, por la influencia de las modas y de los prejuicios, está condenada a los trabajos forzados; extremos contrarios que son igualmente funestos a la buena salud física y moral. Si fuera solamente su cuerpo el limitado en sus movimientos o deformado por un exceso de trabajo! Pero esta limitación y esta deformación están en relación estrecha con la limitación y la deformación de su mente.
Tiempos pasados y presentes Por cuanto algunos gobiernos hispano americanos rompieron relaciones diplomáticas con el Gobierno Alemán, hay algunas personas muy disgustadas y que dicen respecto de la Colonia Alemana. pobrecitos! Esto a pesar de que dicha Colonia queda con las mismas garantias de siempre, pues con ella no se han roto ningunas relaciones.
Ahora bien: cuando en Cuba estalló la guerra contra España, hubo en una de las repúblicas de Hispano América un incidente entre españoles y cubanos, del cual resultó un español muerto y un cubano herido. De este incidente resultó también que el gobierno de dicha República manifestó al de España no serle persona grata el Cónsul, el cual fue cambiado por dicha causa. Después se llenaron todas las repúblicas hispano americanas de clubs cubanos trabajando contra España; y más tarde se dijo que en los campos de batalla de Cuba se encontraron armas con el sello de una de dichas repúblicas.
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