REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN DE LA MUJER IV ¿Qué organización social se necesita, para que la educación que de ella deriva, acarree tales resultados para la mujer?
Aunque todos vosotros no hayáis leído El origen de las Especies de Darwin, todos sabéis lo que se entiende por selección natural. bien, figuraos esta lucha por la existencia extendida a todos los hombres y colocada bajo el control del gobierno, y tendréis una idea de la sociedad actual. Una fe común no puede ya unir a los hombres; la reemplaza un derecho común, al menos en porciones circunscritas de humanidad. Pero este derecho, que debería tener por misión expresar lo que debe ser, fijar el ideal al cual los hombres deben aspirar para vivir como hombres, no hace más que anotar lo que es; y así constituye la manifestación de la fuerza dominante y al mismo tiempo la garantía de conservación de esta fuerza.
Me abstendré de pintar un cuadro de las miserias sociales, que son infinitas; bastantes otros lo han hecho hasta hoy. después de todo. para qué serviría. Sólo para excitar las emotividades! Estas tienen demasiados objetos fútiles con los cuales gastarse, para darles como pasto, los dramas tan punzantes de la triste realidad. Por otra parte, casi todos somos como aquella dama rusa de que habla James en su tratado de psicología: estando en el teatro, llora por los sufrimientos ficticios de los personajes, mientras su cochero se hiela esperándola, por una rigurosa temperatura invernal, en Petrogrado. Las más espantosas revelaciones de la situación de millones y de millones de individuos, nos conmueven menos que una novela, y es raro que nuestra emoción se convierta en acto. Para qué. Qué podríamos hacer! mí, que estoy en una posición regular, me cuesta ya tanto mantenerme en ella, que sería locura desperdiciar mis energías en problemas que no podría resolver! además. hay algún problema que resolver? El estado social es tal cual es, porque no podría ser de otro modo, y entonces ¿por qué lamentarse vanamente? El número de los que profesan esta especie de doctrina de la gracia o fatalidad, es más grande de lo que se puede imaginar. Otros os dirán que el pobre no merece tanta cosa, que es perezoso, ebrio, libertino, y mantendrán sus teorías de virtud rígida, algo así como Lisa, en La Bruyére: se burlaba de las coquetas ante el espejo, pero pintándose un lunar en la barba.
Otros querrán confesar que la situación es triste, pero que aquellos que tienen el poder hacen todo lo posible para mejorarla: instituciones de previsión, de socorros mutuos, cajas de ahorros, creación de hospitales, hospicios de huérfanos, asilos, formación de ligas antialcohólicas, de escuelas para anormales, sanatorios 210 211 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.