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francés La Cordeliére. En esta poesía se recuerdan las glorias del bravo Sánchez Ochoa y de García Morales, y se mezcla a la entonación poética la sonrisa alegre del narrador popular. Después de haber referido las solemnes escenas de combate, Ramírez, con unas cuantas palabras, cierra el cuadro describiendo la noche que siguió a aquel agitadísimo día.
Al frente de la juventud literaria de Méjico, dirigiéndola con sus consejos y aleccionándola con su ejemplo, figuró ya anciano, Ignacio Ramírez, a quien discípulos, amigos y admiradores llamaron el MAESTRO, y a quien el público conoce aún con el seudónimo de el NIGROMANTE. Esta popularidad no está limitada por las costas y fronteras mejicanas, pues en la América del Sur son conocidos sus escritos, y en España saben ya desde hace años el nombre de aquel ante quien se confesó vencido Castelar. grandes y positivos servicios. Defendió leyes reformistas, y sufrió persecuciones y destierros. Santa Anna le cargó de grillos; el general Tomás Mejía le condenó a muerte; la reacción de 1858 le puso en rigurosa incomunicación; el emperador Maximiliano le desterró al Yucatán, y en 1876 perdió de nuevo la libertad, aunque era magistrado de la Suprema Corte de Justicia, puesto que había obtenido (1868) por elección popular. Escribió mucho, y siempre hallaron gran eco sus opiniones. Contó entre sus discípulos a Ignacio Manuel Altamirano. El presidente de la República, los ministros, una comisión del Congreso, otra del Senado, todas las sociedades científicas y literarias, los alumnos de los colegios nacionales y municipales, y multitud de amigos y admiradores de Ramírez, acompañaron su cadáver al cementerio.
Apreciación del Diccionario Salvat (tomo VIII, página 97. Dotado de gran talento y de fácil y elegante palabra (Ignacio Ramírez. llevó siempre la voz más autorizada para resolver difíciles cuestiones científicas. Ramírez (Ignacio. Biog. en la ciudad de Méjico a 15 de Junio de 1879. XVII, pág. 93 col. Diputado al Congreso Constituyente de 1857, trabajó como muy pocos en la formación de la Carta fundamental de Méjico. Fué Ministro de Justicia con el presidente Comonfort, y Ministro de Justicia y de Fomento cuando ocupaba la presidencia Juárez (1861. Ocupó el mismo puesto en los dos primeros años de la administración del presidente Porfirio Díaz. Dotado de gran talento, poseedor de una vasta erudición, de palabra fácil y elegante, llevó en todas las sociedades a que perteneció la voz más autorizada y en ellas resolvió las cuestiones científicas más difíciles y presto Trozos del prólogo del 2 (t. V) de Cultura: Dudo, y no estoy solo en mi desconfianza, de la existencia de los grandes maestros latinoamericanos.
Maestros por la potencialidad generadora de ciencia, por la vigorosa creación de emociones estéticas, por la fecunda e involuntaria cualidad de sembradores. la duda se arraiga al descubrir que las pocas persona203 202 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.