AnarchismGermanyIndividualism

de fundar instituciones estables en ningún orden de actividades. Jamás han pensado nuestros agricultores en unirse y en fundar una Cámara Agrícola o un Sindicato de Exportadores, para proteger sus intereses.
Poco o ningún espíritu de asociación se refleja aún en nuestros hombres de negocios, y los individuos aislados, son fácil presa de los más fuertes.
En Alemania, así como en Australia, que ha adoptado el sistema Torrens, el estado civil de la propiedad raíz, su extensión, su rentabilidad, constan en un registro perfecto, de manera que un bono o una cédula hipotecaria de los Landchafts alemanes, son perfectamente inatacables.
Hay la mayor seguridad en esos países en la inversión de capitales en dichos títulos, y se cotizan siempre a muy alto tipo en las Bolsas.
Entre nosotros hay ocultación de la riqueza, y la extensión y la rentabilidad de un fondo son puntos obscuros, dudosos o litigiosos que nadie puede conocer con certeza, porque el Registro de la Propiedad Raíz es imperfecto. No se ha medido oficialmente ningún terreno; de manera, pues, que un bono hipotecario sobre bases tan deleznables, no presentaría garantías suficientes al capital, De ahí que el tipo de interés para préstamos hipotecarios involucrando un tanto por ciento por el riesgo, torna más caro el dinero para esta clase de operaciones, y que la forma jurídica para las escrituras hipotecarias tenga un carácter leonino, que pone al agricultor atado de pies y manos ante el prestamista de capitales, cuya desconfianza es enorme, debido a las trampas a que se presta nuestro Derecho hipotecario.
Esas deficiencias en la organización jurídica y técnica del crédito hipotecario en nuestra legislación; la falta de un catastro, y de una Dirección de valoraciones oficiales de la propiedad raíz, han originado las disposiciones especiales que se han consignado para garantía del capital, en la concesión que para el establecimiento de un Banco Hipotecario se hizo a un Sindicato Inglés en 1914.
En Alemania, los Bancos territoriales mutuales han sufrido una larga evolución, y además de recostarse en esas estribaciones jurídicas y técnicas, arriba diseñadas, se apoyan en los Bancos populares que recogen los ahorros de la Nación, cuya inversión reglamenta el Estado.
No es posible, sin la existencia del espíritu público, sin convicciones arraigadas acerca de los deberes cívicos, sin estabilidad en la vida política y sin una administración netamente científica, adaptar las instituciones económicas de otros países, a nuestros incipientes organismos colectivos, tocados de anarquía mental y enfermos de un individualismo feroz.
En países de más disciplina social, el ciudadano concibe en la robustez del Estado el medio de atajar las depredaciones del individualismo, y de organizar la economía de manera que produzca el mayor bienestar y la prosperidad de la colectividad.
Entre nosotros, se niegan al Estado los recursos necesarios para impulsar el progreso, pero se le demanda que ejerza un poder suficiente para fomentar los grandes intereses nacionales, sin concederle los medios indispensables para reivindicar la libertad de acción necesaria para una reforma fundamental en la 115 114 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.