Esta idea, cuyo poder y exactitud comprende el pensamiento alemán, induce a vuestros adversarios a discutir sin descanso acerca de dos frases que a cualquier precio quisieran borrar. Los tratados son pedazos de papel sin valor alguno. La necesidad no reconoce ley. Pero estas palabras son imborrables; se encuentran demasiado profundamente grabadas en el espíritu de los hombres, para desaparecer de su memoria. Por qué?
Porque el sentimiento que las condena es contemporáneo de la primera noción del Derecho. Siempre recuerdo, de mis lecturas de juventud, aquellos pasajes de la Iliada, en que brillaba, entre escenas de sangre y carnicería, uno de esos fulgores que parecen surgidos del fondo del alma humana.
Cuando Agamenón toma a los dioses por testigos, al celebrarse el tratado entre griegos y troyanos, traduce una aspiración general, en la forma solemne de su evocación. Júpiter, que nos gobiernas desde lo alto del monte Ida, muy ilustre y muy grande, Sol que todo lo ve y todo lo oye, y vosotros, Ríos, Tierras, Divinidades que en los Infiernos castigáis a todo hombre que jura falsamente, sed testigos nuestros y garantizad la fe de nuestro juramento. no han sido durante siglos esta fe en el juramento y esta confianza basada en la firmeza de los tratados la casi única manifestación de la ley internacional?
Quebrantada esta fe, le falta al derecho la base en que se apoya y así lo han sentido desde luego los neutrales. Sin embargo, las violaciones del derecho, aun en el estado actual de la ley internacional, que todavía no ha podido establecer sanciones eficaces, no tienen lugar impunemente: la opinión pública las estigmatiza, y con tal fuerza en el caso actual, que la energia con que se ha manifestado en los neutrales puede ser citada como ejemplo de la eficacia con que operan los «imponderables» de que hablaron Kant como filósofo y Bismarck como hombre de acción.
Esta opinión, sana y general, pregunta a los violadores de la ley qué aplicación han hecho del principio enunciado por el autor de la Critica de la Razón Pura. obra siempre de manera que la regla de cada uno de tus actos pueda ser proclamada regla universal. Las violaciones de la ley que he recordado, fueron seguidas de otras: la destrucción de buques mercantes por medio de torpedos, la pérdida de vidas de no combatientes, la deportación de ciudadanos belgas y franceses ajenos a la lucha, en contra de toda ley y aun de toda consideración de orden político internacional.
Hablo como neutral, con el propósito de juzgar los sucesos sin apasionamiento y con el sereno espíritu que debe presidir este género de estudios. No quiero que lo perturben ni la honda conmiseración por las víctimas inocentes, ni la angustia que produce la violación indiscutible de la ley de las naciones.
Este conjunto de hechos ha servido para iniciar en América la reacción a que Hall se refiere, produciendo una manifestación enérgica y saludable en favor del Derecho. mi parecer, es éste el momento oportuno de declarar y de afirmar la fe que debe tenerse en el 81 80 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.