aplicación de los principios de la ciencia contemporánea.
Esta doctrina de la evolución de los derechos de los neutrales que ha transformado su situación pasiva en la situación activa actual, se acentuará en el porvenir, con aplauso de la justicia y para la salvaguardia de todos los intereses legítimos.
Estudiemos ahora la situación presente de los neutrales. Apenas estalló la guerra, pudo verse con evidencia en las declaraciones de neutralidad hechas por las potencias en el curso del mes de Agosto de 1914, que se habían operado pocos cambios con relación a lo pasado, en el criterio que las había inspirado. sin embargo, después de la guerra ruso japonesa se habían producido varias y muy profundas modificaciones, ora en el orden material, ora en el intelectual, moral y político. Nuevos inventos para la destrucción o la defensa del hombre eran ya conquistas reales del arte de la guerra, que nos aparecía, según se ha dicho «como una especie de espejo diabólico que refleja, invertidas, las conquistas de la civilización. Puede el hombre volar libre y seguramente; sumergirse y moverse dentro del agua, ensanchando así prodigiosamente su campo de acción para el ataque y la defensa; las nuevas fuerzas morales que cada día tienen mayor influencia en las sociedades humanas, comienzan también a mani festarse en la Sociedad de las Naciones; la diplomacia (y hago esta observación bajo la reserva de explicarla luego con mayor precisión) cambia de métodos en el sentido de la claridad y de la defensa de los intereses nacionales, y, sobre todo, se hace notar más la preponderancia de otro factor que el eminente Nys ha señalado, como elemento eficaz, en las sanciones; un factor que cada día se hace más definido e importante.
Se ha dicho y con razón, que al lado de las 20 personalidades que asistían al Congreso de Berlín, en el gran salón del palacio Radziwill, en 1878, había un vigésimo primer concurrente, invisible, poco consultado en lo pasado, pero que hacía pesar su influencia sobre las decisiones de la asamblea: el espíritu público, La opinión pública, más clarividente que en lo general se cree, más generösa de lo que se supone, es uno de los elementos imponderables de que hablaba Bismarck en su discurso de 1888 en el Reichstag. Con oportunidad lo ha recordado Luis Renault en la magistral conferencia de apertura del curso de 1915. Decía el Canciller de Hierro como advertencia a sus sucesores, quienes, o no lo creyeron o no lo comprendieron. Si fuésemos los agresores, el peso de los elementos imponderables, mucho más importante que el de la fuerza material, se pondría de parte del adversario a quien atacásemos.
Estos cambios en la situación del mundo, y otros igualmente trascendentales en materias económicas y políticas, complicaron el problema de la neutralidad al principio de la guerra. Los derechos de los no beligerantes estaban ya reconocidos por el moderno Derecho de Gentes en esta forma: durante la guerra los neutrales tienen todos los derechos de que gozan en tiempo de paz, sin más limitación que los deberes de abstención y de imparcialidad que el Derecho Internacional impone.
Pero si el cambio en las condiciones de relación en72 73 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.