el aragonés, generoso, pero sin derrochar; el primero es reservado; el segundo, alegre y bullanguero; el ercero, formal y atento. Por lo que habrán ustedes advertido, él es aragonés.
En la pág. 55. Babilonia, Babilonia, cuán caro haces pagar a los provincianos tu lujo y tus diversiones. Qué extraño es que te tengan odio y mala voluntad. Creerán que se trata de un pasaje bíblico o poco menos; pues, no señores, es fragmento de una diatriba que, contra Madrid y el centralismo, entona cual si fuera el mismo Cambó u otro corifeo de la Liga. No obstante, él siempre tendió a ser catedrático de la Corte, donde continúa siéndolo dignamente.
El capítulo XII, casi por entero, está dedicado a la confesión. Parecen páginas de un devocionario. Confesar a lo menos una vez dentro del año. No falta a modo de una lista de pecados. Quitar un poco como quito a cada comprador; irme con ésta o aquélla; hablar mal de los demás. Esa costumbre de burlarse los chiquillos de seres desgraciados por su figura debe desaparecer. En su pueblo, Ateca, había un herrero «llamado el tío Cris Corrón, a quien hacían rabiar de una manera descomunal. Jamás segui a mis compañeros, aunque era de cinco o seis años nada más, porque me repugnaba ver padecer a una persona y entonces me parecía una falta de respeto lo que hoy juzgo un crimen de lesa sociedad.
Mejor lo hacía el tío Caparranas, contemporáneo del anterior, quien tomaba a broma los insultos poniéndose a bailar; pero todos no tienen esta flema ni este buen humor. Pág. 84. Hay bárbaros que van por la calle dando rienda 60 suelta a los malhumorados vientos: acción feacia y su que debiera avergonzar; se debe advertir mucho en las escuelas, para que después no cometan esa falta. Si la gente del campo sale de la escuela sin esta buena crianza, después no hay quien los reduzca, porque son incorregibles. Pág. 85. Hay que evitar que los niños maltraten a los animales. No es bien feo el escándalo que se mueve cuardo alguna pareja de canes va unida? Cierto que en las ciudades lo debían evitar los agentes para evitar lo que viene después; pero ellos celebran la gracia y las pedradas y se quedan satisfechos, creyendo que nada tienen que hacer en ello. Pág. 85. tras de varios capítulos interesantes llegamos a los XXV y XXVI, en que habla de la mujer y profesiones que puede abrazar. Indiscutiblemente que, según él, no puede ocuparse en cualquiera. Para qué quiere la mujer dedicarse a la Estereotomía. Para qué a la Castramentación. Para qué a la Metafísica, ni a la práctica forense. Es a propósito para ella la Escultura? Ciertamente que no. Ya sabemos que podría coger el martillo o el mazo y el cincel, como lo hizo en el siglo xvii Luisa Roldán, cuyas obras la proporcionaron celebridad; pero. no estaría mejor tocando el arpa?
Este último oficio es el que, en consonancia con sus aficiones musicales, recomendaríamos al celebrado Parral, acompañándole, seguramente, en tan contemplativa labor el nuevo Wagner geológico, no famoso Vidal y Careta.
menos De España.
61 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.