como es inconcebible que nuestra política exterior se prestea cometer abusos, así debiéramos ser más cuidadosos de evitar amenazas de abusos, provenientes de aquellos que contamos como nuestros amigos. Sobretodo, no tenemos derecho a imponer nuestros métodos a otros, simplemente porque tenemos la conciencia de nuestros excelentes motivos y la firme creencia de que nuestros actos se resolverán en mayor tranquilidad y paz para todos.
Antes de que otra controversia igual a la de Panamá y Colombia surja, reconozcamos, si hemos estado en error al pretender indebidamente el establecimiento de nuestros derechos, o si el deseo nos ha conducido a ser partes en un tratado en disputa.
Nuestras relaciones con Centro América, si están fundadas en la justicia, son demasiado potentes para que se afecten radicalmente en unos pocos cortos años; y hay todavía un camino, el del mutuo acuerdo, de obtener el deseado fin sin menospreciar o atropellar las dignas objeciones de los Estados vecinos, ninguno de los cuales en esta fecha se opone en realidad a celebrar una Conferencia para mutua protección y mutuo entendimiento.
En la situación centroamericana hay obligaciones de cuyo cumplimiento ningún pago de dinero puede absolvernos: está la autoridad de una honorable e im. portante Institución que sostener; el carácter de los Estados Unidos, como amigo y mediador en Centro América, que confirmar; y hay, en fin, la primera aplicación del principio de neutralidad permanente en el hemisferio occidental, hoy en nuestras manos, para derrumbarlo o cimentarlo de manera indisputable y para siempre.
CYRUS WICKER Traducido para Eos por NOTA: Eos reproduce el notable trabajo anterior, tomado de una importante revista norteamericana, y que demuestra la reacción favorable que allá se operará en favor de Centro América, merced al esfuerzo justiciero de los estadistas yankees, que rinden culto a la honradez internacional.
Leyendo con simpatia.
Dice ALEJANDRO ALVARADO QUIRÓS en Bocetos (su reciente publicación) que la única crítica que el acepta es la que él practica. Pero hace mal en sentar esa regla. Sus criticas pecan siempre de indulgencia; las de otros pecan de severidad: hay que aceptarlas todas como vengan, con tal de que sean sinceras.
Más provecho saca un autor, de una censura reprobatoria que de una alabanza, supuesto el caso de que dicha censura y dicha alabanza sean igualmente justas.
Sirvase, pues, aceptar el autor de Bocetos los tres renglones de critica de Eos: uno de elogio y dos de reprobación.
Nuestro elogio no es original: es la repetición de algo que ha oido ya muchas veces dicho Autor: que él reune las principales cualidades de un buen secretario de academia de bellas letras: la elegancia, la cortesía, la amplitud de miras, la plasticidad de gustos y, por encima de todo, un espiritu De La verdadera cultura educa los atributos fundamentales del ciudadano, dirigiéndolos al bien; es una iluminación creciente de las conciencias hacia el destino individual, el destino de la Nación y el destino del mundo.
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