NICARAGUA LOS ESTADOS UNIDOS Las Repúblicas de Nicaragua, El Salvador y Honduras entraron en guerra en 1907. Esta guerra, aparentemente, en nada se diferenciaba de las frecuentes y, en su mayor parte, inconclusas luchas que a intervalos han convulsionado los cinco Estados de Centro América desde que alcanzaron su independencia en 1821. No era la primera guerra entre ellas, y no había esperanza, en aquel tiempo, de que fuese la última.
Durante ochenta años la historia de Centro América había sido la de naciones unidas por lazos de común historia, lengua y situación geográfica, inspiradas por idénticos fines y propósitos, y por largos períodos ligadas por tratados de unión o alianza que a poco se rompían por disputas seccionales, de las que siempre resultaba la guerra; grandes áreas de terreno quedaban incultas, el comercio languidecía y la estabilidad de sus varias instituciones políticas sufría hondamente.
Pero el fin de la guerra de 1907 marcó un cambio; tan pronto como las hostilidades cesaron, a iniciativa de los Estados Unidos, obrando con la cooperación de México, se convocó a una Conferencia de Paz, a la cual asistieron representantes de los cinco estados de Centro América, quienes no sólo concluyeron el Tratado general de Paz, sino que también establecieron una Corte de Justicia Centroamericana que debía reunirse permanentemente en Costa Rica. Esta Corte, compuesta de un miembro por cada uno de los cinco Estados, fué autorizada para conocer y sentenciar en todas las causas de querella entre ellos y, bajo ciertas condiciones, entre cualquiera de ellos y otra Nación extraña, La sabiduría y valor de esta Institución se hicieron notar desde luego, porque la primera sentencia de la Corte, al año siguiente de su creación, evitó otra guerra. Pero una obra aun más importante de la Conferencia, en la esperanza de que aseguraba una paz permanente entre las Naciones de Centro América, fué la colocación del Estado central de Honduras, inclinado por su situación geográfica a ser el más beligerante, así como el más expuesto a sufrir de todos, en un estado de neutralidad, propuesto voluntariamente por él mismo y garantizado por sus vecinos. El propósito de esta neutralización fué sacar a Honduras permanentemente del dominio de la guerra y colocarla en la misma situación que Suiza, la que, salvaguardada por el Congreso de Viena, ha mantenido su independencia, integridad e inviolada neutralidad hasta el presente día.
Los beneficios que se esperaban de la primera apli cación del principio de perpetua neutralidad a un país del Nuevo Mundo eran incalculables. Afianzábase la esperanza de que Estados libres e independientes pudieran solicitar y aceptar neutralidad perpetua en cualquiera de las numerosas Conferencias Internacionales convocadas en pro de la paz, y señalábase el papel de garante y amigo que los Estados Unidos podían hacer en el futuro de la neutralización en este 22 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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