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finalidad, celebrado con empresas de los Estados Unidos de América; al proclamar una conducta de vigilancia y retraimiento, como medio de conservación para los países latino americanos de debilidad semejante a la nuestra, que debiera ser un canon de su Derecho Público, mientras se mantengan las actuales condiciones internacionales de este Continente, no me he dejado llevar una sola vez por prejuicios de raza o por sugestiones de un pasional antiyanquismo, como se susurra por ahí y pronto lo dirán públicamente, a falta de razones, los apóstoles del contrato. Sobre mi repudio de los Falstaff de Wall Street y sus ligas con el elemento burocrático americano, para mal de nuestras débiles nacionalidades, está mi fe en aquel pueblo educado para la libertad, disciplinado para la igualdad y la justicia dentro y fuera del territorio de la Unión, que ha levantado su voz con Mr. Elihu Root en pro de la América latina; está mi respeto por Washington el semidiós, por Adams, Hamilton, Jefferson, Madison; está mi homenaje para sus incontables héroes en las guerras de la independencia, Wayne, Reid, Fruscton, Hull, Porter, Jones, Decatur, Lawrence, Donought, Miller; está mi convicción de que es modelo de organización en lo político y en lo civil, y está también la contemplación de su pasmoso poder económico. Todo eso se sobrepone a cualquier instigación de un antiyanquismo de teoría irrestricta y por lo mismo inatendible. a pesar de que siento la diferencia mental y afectiva, de orientación ética e ideal, entre aquel enorme pueblo compuesto con elementos de todas las razas, en el cual, por lo mismo, no se descubre en verdad, la síntesis anímica que se llama alma nacional, y la indole de esta nuestra familia latina que con España, Francia, Italia y sus procreaciones en América, en un cuadro que ha recibido la pátina de muchos siglos, significa el apostolado del ideal por ley de filiación, el culto del arte por atracción de lo divino; el amor a la libertad, la religión del desinterés, la primogenitura del deber sobre el cálculo.
Para no abusar más de vuestra atención en el examen de lo que podría llamarse el peligro social y político del contrato, concepto en que era preciso examinase la cuestión en primer término, a pesar del menosprecio con que miran los apóstoles de la empresa americana las cosas que se refieren a la ciencia, a la filosofía y a las enseñanzas de orden sociológico, doy por terminada esta parte de mi ya larga exposición, que será seguida, cuando me corresponda mi segundo turno, del análisis del negocio desde el punto de vista de sus materiales resultados, para pediros por final que lo rechacéis también por ruinoso, en nombre del imperio divino de los números, que son, según Pitágoras, clave de la verdad universal y que lo mismo penetran en el alma de los que pueden ascender por la escala de Jacob, que en el cerebro oscuro de los que miran el mundo como un mercado y el destino humano como un balance de Shylocks, y entonces me reduciré al silencio, para que las sumas y las restas digan el poema soberano de la exactitud, de la verdad matemática.
NOTA: Este discurso se ha podido rehacer en su mayor parte gracias a las notas tomadas por un taquigrafo aficionado, y al programa de exposición que el señor Astúa Aguilar conserva.
21 20 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.