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EOS 357 356 EOS matista, prefiere a las teorías muertas la vida irregular y tumultosa; a las disyuntivas de una lógica petrificada, el juego libre de las cosas. Diverso, múltiple, abundante, el curso de los días. la catarata del mundo nos diviniza cuando respetamos su original lección.
Con temblor de sibila, Rolland exalta el «huracán de la vida. el «furor de vivir» extraño a fines de razón, a sumisiones y tradiciones, análogo al delirio de las mujeres báquicas coronadas de hojas de encina y de verde esmilácea, en el coro de Eurípides. la guerra opone a esta fecunda demencia duros limites de razón nacional; forma de la universal corriente impetuosa en que un Rolland consecuente descubriría la majestad del instinto. El autor de Jean Christophe sólo escucha «la música de las esferas» humanas y cree en la profunda fraternidad de las almas.
Ante el fenómeno deformador de este conflicto de razas que perturba su beata visión, saluda nuevas auroras y descubre en la sinfonía de las batallas, débiles notas de espiritual acercamiento.
Un pequeño libro condensa su experiencia de la guerra, su alta visión «por encima del choque humano. Artículos del Journal de Genève de fines de 1914 a Agosto de este año, elocuentes comentarios de claro interés que entrega a la meditación francesa su autor desolado. Como los más luminosos genios de la tierra. Walth Whitman o Tolstoi, había cantado la universal fraternidad y en el conflicto desencadenado no olvida su fe indeclinable. Anunció, en el último libro de Jean Christophe, esta obra de muerte, deploró el gobierno de los mediocres sobre la especie sumisa de los hom bres. La Europa entera, la Europa ayer no más escéptica y apática, como un bosque muerto, era presa del fuego y un deseo de combate se apoderaba de todas las almas. Rolland confiesa su amargura. He trabajado toda mi vida en acercar dice en su carta a Gerart Hauptmann los espíritus de nuestros dos pueblos, y las atrocidades de la guerra impía que los empuja uno contra otro para ruina de la civilización europea no llegarán jamás a manchar de odio mi espíritu.
Injustamente se le ha acusado de olvidar los intereses de Francia o de desconocer su heroica voluntad de defensa. Rolland no admite la expansión de una opresora «Kultur. Cultivad vuestro jardín dice a los alemanes nosotros cultivamos el nuestro. Existe una.
flor sagrada por la cual daría yo todos los productos de vuestra flora domesticada: es la violeta salvaje de la libertad. que durará, aunque sea hollada por el teutón despótico, más que sus cárceles y sus invernaderos. Apostrofándolos, después de la destrucción de Reims. Sois los nietos de Goethe o de Atila exclama hacéis la guerra a los ejércitos o al espíritu humano? Como los profetas judíos, pide para esa «raza de fariseos. enferma de «orgullo sacrilego. el castigo de Jehová, se rebela contra la organización por la fuerza, obra de armados inquisidores. En la cruenta invasión de Bélgica reconoce un «crimen contra el honor, que provoca el desprecio de toda recta conciencia y es enteramente digno de la tradición política de los reyes de Prusia. Es hijo de Leibnitz y de Beethoven, pero no de la estéril Alemania moderna a que nada debe el mundo, de ese cuartel millonario de seres mecánicos, donde en vano buscamos el vigor de un genio como Dostoievsky, de esa yerta patria guerrera que Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.