304 EOS Por una España digna PALABRAS DE MELQUIADES ALVAREZ cuando entramos en la guerra con plena voluntad y con la decisión de llegar hasta el límite extremo de nuestras fuerzas, no peleamos por territorio ni por indemnización, ni deseamos más triunfos que desbaratar a los enemigos de la civilización, y arrojar nuestro peso en la balanza a favor de la justa distribución del territorio europeo y de una asociación de paz con todas las naciones del mundo.
Afrontar la guerra solamente por defender los derechos de los Estados Unidos sería política mezquina; sería olvidar que el patriotismo es un medio únicamente y que el fin es hacer triunfar el derecho universal. Sería política mezquina incluir algo incompatible con nuestro ideal nacional. La única política noble es mantener ante nosotros mismos nuestra responsabilidad hacia el nuevo mundo que queremos instituir, y proceder durante la guerra según la tradición norteamericana: libertad, tolerancia y altruísmo nacional. Al triunfo de esta política debemos todos dedicar nuestros esfuerzos, de manera que en la hora de la prueba nosotros, que somos la promesa de una gran nación, nos manifestemos igualmente gran nación por los hechos.
Quedan lejos los tiempos en que un juicio claro sobre la guerra equivalia a un peligro personal. Todo el mundo se apresura a tomar inequívocas posiciones.
Hasta los altos personajes políticos definen su actitud.
Unos, más allá del Rhin, junto a Prusia. Otros, aquende el Rhin, junto a Francia e Inglaterra. Un presidente del Consejo de ministros, el conde de Romanones, en el momento mismo de retirarse, despedido, deja como flecha envenenada para sus adversarios, algunos muy altos, una declaración de viva simpatía para los aliados. Al mismo tiempo, Melquiades Alvarez, jamás remiso en sinceridad, hace, a su regreso de París, unas declaraciones más categóricas que nunca. He aquí el párrafo capital. La neutralidad no puede verse divorciada del decoro. cuando los derechos de una nación neutral como España, que ha cumplido escrupulosamente sus deberes, son lesionados sin miramiento alguno, como lo son por Alemania; cuando se paraliza arbitrariamente una vida comercial y se torpedean sus barcos sin previo aviso, como sucedió en el caso del San Fulgencio, y sus tripulaciones perecen en el fondo del FREDERICK LEWIS ALLEN FREDERICK LEWIS ALLEN: en Boston en 1890; empezó su carrera de periodista en la redacción de The Atlantic Monthly; redactor en jefe de The Century Magazine de 1914 a 1916; actualmente director del comité de Guerra de los Autores y del comité de Boston sobre la Seguridad Pública.
De Inter América.
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