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EOS 271 EOS 270 Yo. Qué, has vuelto a la vida aun después de lo que me dijiste la última vez que te soñé?
EL. No, no me soñó usted entonces, sino que le soñé yo a usted. Somos los soñados los que soñamos a nuestros soñadores.
Yo. Déjate de metafísicas, Augusto, que los tiempos no están para eso.
EL. Se equivoca, don Miguel, se equivoca. Nunca han estado los tiempos más en sazón para mies metafísica. La metafísica es hija de la guerra. Las artes dicen que son hijas de la paz, y aun lo dudo.
Yo. Sí, acabo de leer que la Frank furter Zeitung dice que las gentes de Berlín se han hecho tranquilas e introspectivas, que se acuestan más temprano y que se está desarrollando allí un nuevo interés por la metafísica alemana. la revista inglesa en que lo leo porque lo leo en una revista inglesa recuerda como Fichte elucubraba al estrépito de los tambores napoleónicos y cómo Hegel concluía su Fenomenologia del Espiritu mientras el ejército prusiano era destruído en Jena, al pie de las ventanas de su cuarto de estudio.
El. Pues bien; yo vengo de recorrer, como espíritu puro, los campos todos de batalla, todos los frentes, aquellos en que se pelea con el cañón y el fusil y la espada y la bayoneta, y aquellos otros en que se pelea con la pluma y con la lengua. también los frentes en que se pelea con el oro. Porque ahora todo es ya frente y todo es un solo frente. Vengo, como te digo, de recorrerlos y de haberme deslizado a las conciencias de los combatientes.
Yo. De los que las tengan!
EL. Todo combatiente tiene conciencia, y si no la tiene no es tal combatiente.
Yo. Pues pocos infelices habrá a quienes han llevado allá, al campo de batalla, sin que sepan por qué ni para qué. EL. Sí, como se lleva un cañón u otro artefacto.
Pero te digo que una vez allí les nace conciencia y hasta conciencia metafísica. cada uno da un por qué y un para que a la guerra que se ve llevado a guerrear. Cada cual sabe, o por lo menos cree saber, por qué y para qué pelea.
Yo. por qué y para qué?
EL. Cada cual hace su guerra.
Yo. Pero es que hay más que una sola?
EL. Sí, hay tantas como combatientes. Desde luego, cada nación, cada pueblo de los aliados entre sí, hace su guerra y busca en ella su propio y peculiar propósito; pero, además, cada partido político, cada secta religiosa, cada agrupación económica va tras su objetivo.
Yo. la unión sagrada entonces?
EL. La unión sagrada, la de la guerra misma. Unense para conseguir la victoria, pero cada uno busca su victoria. cree ingenuamente que los otros le ayudan a conseguirla. El católico, por ejemplo, cree en Francia que, merced a la victoria francesa, conseguida con el concurso de los católicos, el catolicismo recobrará fuerza y se enderezarán entuertos jacobinos, y el jacobino cree otra cosa. Los individualistas están convencidos, o creen estarlo, o dicen que lo están, de que esta guerra es el fracaso del socialismo, mientras que los socialistas afirman que sólo se podrá soportar lueEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.