EOS 247 REMINISCENCIAS SANTAFÉ BOGOTÁ Páginas tomadas de la preciosa obra de JOSÉ MARÍA CORDOVEZ MOURE III FIESTAS RELIGIOSAS Las fiestas religiosas más notables de Santafé eran sin disputa: la del Corpus, en la Catedral; y las Octavas en los barrios de las Nieves, Santa Bárbara y San Victorino, únicos que existían entonces.
La fiesta del Corpus empezaba por repiques de campanas a las doce del dia de la víspera, en todas las iglesias, y gran quema de cohetones en la plaza principal.
Como entonces habia mercado permanente en la misma plaza, vivían alli todos los perros sin dueño conocido; pero al zumbido del primer cohete, tenía lugar un fenómeno graciosísimo: los perros corrían locos de terror sin reponerse del susto hasta llegar a los ríos Fucha o del Arzobispo, y eran reemplazados por los muchachos de la ciudad, que acudían presurosos, atraídos por el ruido y los repiques. las ocho de la noche se quemaban fuegos artificiales costeados por la Municipalidad y se ponían luminarias en todas las casas. Las torres de la Catedral lo mismo que las de la capilla del Sagrario, se adornaban con candiles encendidos, colocados en todas las cornisas.
El día de Corpus aparecian preparados por los gremios de artesanos, los cuatro altares de rúbrica situados en las bocacalles de la Enseñanza, La Rosa Blanca, puente de San Francisco y segunda calle Real. Las casas comprendidas en este trayecto se adornaban con colchas o colgaduras de muselina, zaraza o damasco, y en las puertas y ventanas de las tiendas se colgaban todos los cachivaches disponibles en las localidades ocupadas por los tenderos o mercachifles. cada media cuadra se levantaba un arco vestido de Bogotana, percal o pichincha, terminado en custodia, cáliz o alguna otra figura alegórica, de cartón pintado al temple.
Las bocacalles se cubrían con bosques, palabra que traducida al lenguaje Santafereño quiere decir titeres o fantoches. Esos eran los lugares escogidos para echar sátiras a los mandones, o a los acontecimientos que merecieran censura, exibiéndolos del modo más ridiculo posible. Recordamos uno en que los guardas del estanco de aguardiente saqueaban la casa de un pobre, llevándose como contrabando las camas, los pocos muebles y las hijas de la víctima. En otro pusieron un montón de aguacates (curas) llenos de moscas pegadas, con el siguiente letrero. Qué mosquera, pobres curas. Otro hubo en que figuraban los rematadores de bienes eclesiásticos, llevando en las manos los conventos, casas y otros edificios. Al pie se leia esta inscripción. Llevamos las manos muertas de frío.
La tropa se extendía en dobles hileras en las calles que recorria la procesión, y al pasar la Divina Majestad frente a la bandera, se batia y extendia ésta para que el arzobispo pasara por sobre ella con el Santisimo. las diez de la mañana empezaba el desfile de la procesión en el orden siguiente: Las cuadrillas de los indios de Suba, Fontibón y Bosa, vestidos con pañuelo rojo amarrado en la cabeza, camisa de lienzo y calzón corto (culotte) de manta azul, danzando al són de pifano y tambor, llevando un palito en cada mano para golpearlos unos contra otros y hacer más vistosas las figuras. Esas danzas debieron servir de modelo a Vásquez Ceballos para pintar el cuadro que representa a David bailando delante del Arca, existente en la Capilla del Sagrario; luego los carros alegóricos, tomados de los pasajes del Antiguo Testamento, y tirados por robustos mozos disfrazados de turcos; se elegia a los niños más hermosos y se les vestia con trajes y joyas valiosisimas. Aún recorEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.