EOS EOS 190 191 Cualquiera que se valga de la fuerza, sin piedad ninguna y sin economizar la sangre, tarde o temprano tendrá la preponderancia si el enemigo no procede del mismo modo. No se puede introducir en la filosofía de la guerra un principio de moderación sin cometer un absurdo.
Entre Alemania y Francia sólo se puede hablar de un duelo a muerte. To be or not to be. tal será el problema que habrá que resolver, y no se resolverá más que mediante la ruina completa de uno de los dos adversarios.
Es menester dirigir nuestras empresas sobre todo hacia objetivos que sean de indole tal que aumenten los daños causados al enemigo. El primero de dichos métodos es la invasión de las provincias enemigas, no con la intención de conservarlas, sino para imponer contribuciones de guerra y aun con el mero objeto de devastarlas.
Nos anexionaremos Dinamarca, Holanda, Bélgica, Suiza, Livonia, Trieste y Venecia y el norte de Francia, desde el Somme hasta el Loira.
General BRONSART VON SCHELLENDORF ex Ministro de la Guerra de Prusia El derecho de hacer requisiciones no tiene más límites que el agotamiento, el empobrecimiento y la destrucción del país.
La guerra sólo conoce un medio: la fuerza. No existe otro: es la destrucción, las heridas, la muerte; y ese empleo de la fuerza brutal es de absoluta regla. En cuanto al tal Derecho de Gentes, derecho de que hablan siempre los abogados, sólo impone al objeto y al derecho de la guerra restricciones insignificantes; es decir, sin valor ninguno.
General von CLAUSEWITZ Los tratados que los beligerantes hayan firmado pierden todo su valor jurídico de obligación en cuanto hay guerra abierta.
General von BLUME El sistema de requisiciones excede el simple derecho de recoger provisiones en el país a que se ha llevado la guerra; implica la explotación integral del país de todas maneras y cualquiera que sea la ayuda que se pueda esperar para el ejército de operaciones, ya para facilitarle el avance de la acción, ya para que se mantenga y asegurarle su tranquilidad.
Por eso se entiende especialmente que las necesidades militares no han de establecer ninguna distinción entre lo público y lo privado, y que se otorga el derecho de tomar todo lo que se necesita en cualquier parte y cualquiera que sea el modo que haya de emplearse para apropiarselo.
El estilo del viejo Clausewitz es algo flojo. Era un poeta que llenaba su tintero con agua de rosas; porque sólo con sangre se puede escribir al tratar de la guerra. Sea como fuere, la próxima guerra será atroz!
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