180 EOS EOS 181 tes; ese era el parque de donde los padres se proveían de los elementos indispensables, no diremos para vestir, sino para envolver la prole.
Los trajes viejos de zaraza desteñida y los demás rezagos de la ropa blanca se transformaban en camisas; los calzones de dril de tapabalazo se recortaban a la medida del postulante, y si el crecimiento era precoz, se les añadia lo necesario o se le adjudicaban al hermano menor.
El mismo procedimiento se adoptaba para la chaqueta y el chaleco, cuyas botonaduras eran de hueso. Estas prendas del vestido se llevaban a cuerpo limpio, porque los calzoncillos y medias eran superfluidades buenas sólo para las personas de respeto; los calzones se atacaban con un orillo de paño, el que a veces, cuando habia botones, desempeñaba oficio de tirantes; y en cuanto al calzado, era de tres clases: correspondian a la primera los zuizos de cuero de soche, curtidos en Sogainoso, de color de quina, cosidos con cabuya encerada, como la usan los pirotécnicos, que se ataban con cuero de lo mismo, se compraban por palitos, como las papas, y por término medio costaba de tres a cuatro reales cada par; a la segunda, las babuchas de tafilete azulado, curtido en el país y clavadas con estacas de palo de naranjo; y a la tercera, las alpargatas, aseguradas con ataderos hechos por los presidiarios.
Invariablemente estaban divorciados el calzado con los pantalones y éstos con el chaleco. Para defender la cabeza se usaba sombrero de color de panza de burro, de fieltro, hecho por el maestro Paredes, con pasta de lana endurecida con un baño de aguacola bastante oliscosa, bajo de copa y alón, con cordón de lana cenicienta rematado en borlas, y con una faja de badana al rededor de la parte interior de la copa para precaverlo de la grasa del cabello. Algunos afeminados se procuraban cachuchas disformes, fabricadas con pieles de runcho, ratón o zorro; en bandolera llevaban la chácara de cuero curtido o de piel de gato, para guardar y llevar los libros y el recado de escribir.
Esa figura estratalaria quedaba velada de los hombros para abajo, con el prehistórico y clásico capote de calamaco, de lana de cuadros escoceses de todos los colores del arco iris. Esta importantisima e indispensable prenda principal del vestido, se componia de dos partes: una túnica que llegaba hasta los tobillos, abierta por delante, con agujeros laterales, como los de las sotanas de los antiguos clérigos, para sacar los brazos cuando se cerraba abotonándola, y la esclavina, que arrancaba de un cuello de felpa de lana de color vivo y llegaba hasta las rodillas, todo forrado en bayeta de Castilla de color rojo, amarillo, verde o azul celeste, sujeto sobre el pecho con broche de cobre formado por cabezas de león engarzadas por una cadenita. En cada extremo de la esclavina se introducia una bala de plomo de a onza, sonsacada a los soldados, mediante pago de un cuartillo por cada ejemplar, balas que constituían la principal arma ofensiva del estudiante. La tal solapa era muy aborrecida de las beatas porque con ellas les tumbaban los solapados el sombrero de copa alta. Por último, el capote tenía dos bolsillos monumentales sobre los dos costados del pecho.
El primero constituia la despensa y farmacia de su dueño: alli caian en fraternal consorcio, la longaniza asada en la vela, los patacones y frito economizados en el almuerzo, las panelitas de leche y las cuajadas, con una que otra empanada o tamal pelechado en merienda ajena, y, en fin, el tradicional cabo de vela de sebo envuelto en telas de cebolla colorada, como amuleto infalible para amenguar los efectos de la férula o el ramal.
En el otro bolsillo se guardaban los objetos de arte, como la coca, el trompo, la taba (huesito de cordero para echar suertes) y el zumbador.
En los dias feriados se eclipsaban el capote y la demás ropa de cuartel, para sacar a lucir el vestido hecho por sastre, y también con el fin de dar tiempo a la familia para arreglar los estragos causados en el traje durante la semana. Los de familias más acomodadas llevaban debajo del capote, vestidos de pana de algodón o tripe inglés rayado, hediondo y de color de escama de culebra cascabel, botines de cuero de becerro teñido con tinta especialisima que despedia un olorcillo nada apetecible, y sombrero de Suaza o cachucha de pafo.
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