Elías Jiménez Rojas

EOS 177 AGENTES DE «COLECCIÓN EOS San José.
José Marin Heredia Rafael Elizondo Cartago José Fumero Alajuela.
Ramón Méndez Limón.
Raúl Alvarado Puntarenas.
Alfredo Moya. San Ramón.
Nautilio Acosta Santo Domingo.
Humberto Zamora Naranjo.
Demetrio Cordero Puriscal.
Joaquin Cordero Diria (Guanacaste. Calixto Gutiérrez Coronado.
Juan Méndez Chaves Liberia Fabio Arauz Juan Viñas. Jaime Marin Barba.
Ismael Conejo PUNTOS DE VENTA DE EOS: En San José, Librerías Falcó y Borrasé, Av. Este, 42 y Lectura Barata, frente Correo.
e EDICIONES MINÚSCULAS Directores: SALAZAR GAGINI. JULIÁN MARCHENA TOMOS PUBLICADOS: Las Fantasias de Juan Silvestre, Lira. 25 Oro de la Mañana, Rafael Cardona. 25 Cuentos Grises, Carlos Gagini. Prosas, José Silva. 50 El resplandor del ocaso, Francisco Soler. 50 EN PRENSA: La canción del barrio, Evaristo Carriego. 50 ofensiva y defensiva en caso necesario. Las abuelas (nombre que se daba a las mamds de las niñas. se colocaban en los asientos mejor situados de la sala, teniendo muy cerca de si a las muchachas a quienes celaban con ojos de Argos; los hombres se quedaban en la puerta de la sala esperando el toque del redoblante, momento propicio para buscar pareja, porque era desconocida la costumbre de anticipar compromisos. Las sirvientas se acomodaban en los corredores acechando la hora del ambigú para sacar vientre de mal año.
El valse colombiano y la contradanza española constituían el repertorio de los danzantes. El colombiano era un valse que se componía de dos partes: la primera, muy acompasada, se bailaba tomándose las parejas las puntas de los dedos y haciendo posturas académicas; la segunda, o capuchinada, convertía a los danzantes en verdaderos energúmenos o poseidos; toda extravagancia o zapateo en ese acto se consideraba como el non plus ultra del buen gusto en el arte de Terpsicore.
La nomenclatura de la música de los valses denotaba alegría, como El triquitraque, Aqui te espero, Viva Lopez, EL cachaco, El capotico; la de las contradanzas era trágica, como La puñalada, La desesperación, La muerte de Mutis, etc. El arreglo y disposición de una contradanza exigian conocimientos estratégicos de primer orden; el General Santander era muy fuerte en este ramo, y probablemente tal fué la razón para que a las contradanzas obligadas o de figuras complicadas, se las llamara santandereanas. Apenas sonaba el redoblante se apresuraban los galanes a tomar pareja, situándola convenientemente, es decir, próxima a la cabeza, si eran duchos en la materia, o hacia la cola, si eran chambones, pues se consideraba como falta grave el equivocarse al bailar la contradanza.
En toda la extensión de la sala se formaban de un lado las señoras y del otro los hombres, frente a su respectiva pareja. El que ponia la contradanza, por lo general persona de respeto, daba a los danzantes las órdenes e instrucciones conducentes a la buena ejecución del plan de operaclones, y al grito de a una, empezaba el enredo, que consistia en hacer y deshacer cadenelas, espejos, alas arriba, alas 25 Colección EOS Revista quincenal, dirigida por don Elías Jiménez Rojas. 32 páginas de lectura científico social por 10 céntimos.
Se venden colecciones empastadas al precio de 70 el tomo.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.