EOS 173 REMINISCENCIAS SANTAFÉ BOGOTÁ Páginas tomadas de la preciosa obra de JOSÉ MARÍA CORDOVEZ MOURE Arregio de Eos habitantes de esta altiplanicie haya contribuido en mucho para hacer de ellos una especie de materia plástica como la cera, que recibe la impresión de lo último que se le graba, dejando desaparecer la anterior imagen que existía en ella.
Hasta el año de 1849, época en que puede decirse empezó la transformación política y social de este pais, se vivia en plena Colonia. Es cierto que no habia Nuevo Reino de Granada, ni Virrey, ni Oidores; pero si hubiera vuelto alguno de los que emigraron en el año de 1819. después de la batalla de Boyacá, no habria encontrado cambio en la ciudad, fuera de la destrucción de los escudos de las armas reales, la erección de la estatua del Libertador, la prolongación del atrio de la Catedral, y la traslación del Mono de la Pila, con la pila misma, de la plaza mayor a la plazuela de San Carlos, para pasar más tarde al Museo Nacional, a donde en definitiva se le ha confinado, como objeto arqueológico.
Para llenar el fin que nos hemos propuesto en estos relatos, ensayaremos la comparación de algunos de los actos que más interesan a la sociedad cuando se trata de diversiones, de un baile.
En Santafé se vivia modesta pero confortablemente.
Las casas eran de un solo piso, en lo general; todas las piezas estaban esteradas, porque el lujo de la alfombra sólo se conocia en las iglesias, en donde aún se conservan vestigios descoloridos, y de tanto cuerpo, como dicen los comerciantes, que parecen colchones. El mueblaje de las salas no podia ser más modesto: canapés de dos brazos en forma de S, sin resortes y forrados en filipichin de Murcla (hoy tripe. mesitas de nogal, estilo Luis XV, en que se ponían floreros de yeso bronceado, con frutas que se copiaban de los colores naturales; estatuas de la misma materia, representaciones de la noche y el dia, con un candelero en la mano; cajones de Niño Dios, de Nuestra Señora de los Dolores, o de algún santo, llenos de todas las chucherias y baratijas imaginables; taburetes de cuero con esdar pintado de colores abigarrados. En los rincones se locaban pirámides de papayas, que embalsamaban la sfera con su aroma, y ahuyentaban las pulgas; vitelas las paredes (hoy cuadros o láminas) de asuntos mitolóBAILES El baile es tan antiguo como la aparición de la raza humana en el planeta que habitamos. Es más que probable que al despertar Adán del sueño misterioso y encontrar a su compañera, bailaron de contento, sin música ni con currencia que los oprimiera, y sin caer en la cuenta de que Eva estaba más que escolada.
En todos los países se conservan ciertos usos y costumbres tradicionales, que nada ni nadie pueden reformar, quizá para rendir tributo de piadoso recuerdo a los que nos precedieron en el camino de la vida, en este valle, que, con ser de lágrimas, no deja de tener momentos de goces más o menos puros y tranquilos, que nos arraigan al terruño en que nacimos. Pero, por causas que no podemos explicarnos satisfactoriamente, esta regla universal ha tenido y tiene aún su excepción en la que fué Santafé y hoy se llama Bogotá. Es posible que el carácter pacífico y dócil de los Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.